12 July 2012

Homenaje a Händel

Georg Friedrich Händel (1685–1759) fue un compositor alemán, nacionalizado inglés, considerado una de las cumbres del barroco y entre los más influyentes de la música occidental.  


Es el primer compositor moderno en haber adaptado su música para satisfacer los gustos y necesidades del público, en vez de los de la nobleza y mecenas, como era habitual.

Marcó época en Inglaterra, siendo el compositor más importante entre Purcell y Elgar.  Es el primer gran maestro de la música basada en la técnica de la homofonía y en el ámbito de la ópera seria italiana y el oratorio.

Entre sus numerosas obras cabe mencionar: Agrippina, Rinaldo, Amadigi di Gaula, Giulio Cesare in Egitto, Tamerlano, Rodelinda, Tolomeo, Acis y Galatea, El festín de Alejandro, aúl, Israel en Egipto, El Mesías, Samson, Hércules, Baltasar, Judas Macabeo, Salomón, Susana, Teodora y Jephtha, todas obras maestras de referencia obligada dentro del género.


Su enorme legado musical, 43 óperas y 26 oratorios, síntesis de los estilos alemán, italiano, francés e inglés de la primera mitad del siglo XVIII, incluye todos los géneros de la época.

7 comments:

Moshe said...

Uta! Parece que a nadie le gusta este maestro.

Carlos Orellana said...

Mi música preferida es la música culta del barroco. Nada más emocionante que los conciertos brandenburgueses de Bach, los conciertos para violín o clavicordio de Vivaldi y Telemann y de varios más artistas sublimes. Es una época de esplendor musical como quizá no hubo otra. Era música para minorías, para las cortes educadas. Después vino la burguesía, que constituyó un progreso para la humanidad, pero trajo el mal gusto, el desdén por el artista. Supongo que de esa época viene la frase que repiten como loros los ígnaros: "músico, poeta y loco". Solos los idiotas, vagos y cojudos se dedican al arte. Sin embargo los idiotas no se dan cuenta, por ejemplo, que el Perú es conocido afuera por Macchu Picchu y César Vallejo (un poeta muy difícil), y ahora último por la comida.

Carlos Orellana said...

No sé porque mi padre, que sabía tocar el laud, siempre lo ocultó, (un misterio familiar); solo antes de morir se lo dijo a mi hermasno menor a quien yo introduje en la melomanía. Mi hermano Guillermo estudió ingeniería en Boston y es una de las personas que más conocen de música antigua en el Perú. Pero además es constructor de réplicas antiguas como clavicordios. Construyó uno fantástico que lo prestaba a la PUC. La música está instalada en mi familia. Tengo un primo que es un guitarrista notable y mi cuarto hijo (que vive en Seattle) a sus 22 años es un compositor intreresante, solo que de música popular.

Carlos Orellana said...

Llega un paciente a la clínica para ver al Urologo y consultarle un caso
privado , y para su sorpresa se encuentra con que se trataba de una
despampanante joven mujer ...... el paciente se pone un poco nervioso, pero ella le dice:
.No se preocupe, soy una profesional y lo he visto y he hecho prácticamente
todo. ...Dígame cuál es su problema y lo haré.
El paciente se emocionaaaaa y le dice:
.Mi esposa cree que mi pene sabe raro".
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Moshe said...

Rara avis. Habemus poeta,

Coincido contigo, aedo. La buena música es un placer de los dioses. (las sinfonías son mis favoritas.
Soy audiófilo y me paso varias horas cada fin de semana dedicado solo a escuchar. Deploro el ruido infernal y atonal que estos días pasa por música.

Y aquel que diga que no .....

Mario Pablo said...

Oe, COQcolín, eso de que la música barroca era solo para entendidos, es una mentira mayúscula, porque cualquier ser humano con oirla queda atrapado por su belleza, tanto más, si a quien escucha es Vivaldi; como en otras ocasiones he dicho, el contacto y disfrute de la música no es racional sino emocional, el arte no es difícil, quizás la crítica si, pero el gozo que las letras o música dispensan está a la mano, los años me han convencido que ningún pueblo es intrísicamente impermeable al arte, porque el origen de éste ya lo encontramos en las cavernas. Que COQlibrí siga apostando por el elitismo, hasta en el arte, es síntoma que está viejo y renegón

Moshe said...

Este hebreo se desternilla de la risa cuando imagina al morocho poeta, elitista y refinado como él solo, con peluca empolvada y oliendo rapé como marqués europeo.
Modestia, maestro.