10 July 2012

Cuando el ajo es un aroma

Para quienes gustamos del ajo, ingrediente fundamental de muchos platos.


Cuando el ajo es un aroma
Caius Apicius

Madrid, 5 jul (EFE).- Allá por 1929, el periodista y escritor gallego Julio Camba afirmó, en su obra "La casa de Lúculo o el arte de comer", que "la cocina española está llena de ajo y de preocupaciones religiosas".  A él le parecía mucho peor lo primero que las segundas, y mantenía que el ajo era la ruina de muchos platos españoles. 

Unos cuarenta años después, el también periodista y escritor catalán Josep Pla escribió, en su libro "Lo que hemos comido", que el ajo "lo arrasa todo"; él también pensaba que el ajo era uno de los puntos negativos de la cocina española. 

De la aversión de los anglosajones al ajo hay numerosas muestras en la literatura... y en la vida real.  Hace algunos años, cuando la reina Isabel II de Inglaterra viajó a España, el gran cocinero Juan Mari Arzak preparó para ella uno de sus platos más famosos: merluza en salsa verde.  Con almejas, pero sin un ingrediente fundamental: sin ajo, que sustituyó por cebolla.  No es para nada lo mismo. 

Más recientemente, la señora Beckham, cuando su marido jugó en el Real Madrid, expresó su disgusto porque en España "olía a ajo". 

En fin, que el ajo, ese bulbo de apariencia humilde, pero con un orgullo que hace que nunca pase desapercibido, suscita bastante rechazo.  Y no es de ahora: ya Cervantes, en el "Quijote", hace que el ingenioso hidalgo insulte a Sancho llamándole "villano, comedor de ajos...", términos, por lo que se ve, que eran, a su juicio, sinónimos o, al menos, similares. 

Con toda su fobia al ajo, tanto Pla como Camba reconocían que era necesario utilizarlo si se querían hacer sopas de ajo; menos mal.  Lo cierto es que hoy se doma al ajo, se le civiliza; normalmente, su cuerpo físico queda en la cocina, y a la mesa llega solo su espíritu, su aroma... incluso en preparaciones apellidadas "al ajillo". 

Así que no se sorprendan si les doy la receta de una deliciosa sopa fría en la que, a pesar de llamarse "ajoblanco" (el Diccionario se niega a admitirlo, y recoge la expresión separada, ajo blanco, con una receta bastante deficiente, como podría hablar de ajo morado, que lo hay), el ajo es casi testimonial. 


Hagan hervir dos o tres minutos, más que nada por higiene, unos 150 gramos de almendras crudas.  Con ellas, un diente de ajo, para eliminar todo su orgullo y reducirlo a la categoría de aroma.  Una vez hecho esto, trituren las almendras y el ajo en el robot de cocina, junto con un par de rebanadas de pan de molde, sin corteza, que previamente habrán remojado en agua con unas gotas de vinagre.  

Pongan la sal necesaria y añadan, poco a poco, cuatro cucharadas de aceite virgen extra de oliva, eligiendo uno suave.  Cuando el conjunto tenga la consistencia de una mahonesa ligera, añadan un poco de agua fría para que quede como una crema, y guárdenla en el frigorífico, en una jarra de cristal (tiene que ser de cristal, para no añadir sabores extraños), hasta el momento de servir. 

A la hora de llevarlo a la mesa pondrán los "tropezones": lo clásico son las uvas moscatel, dulces, peladas y sin pepitas; en casa, sin embargo, ponemos bolitas de melón, que ha de ser bien dulce. Pero pueden ponerle hasta trocitos de melocotón en almíbar: queda sorprendentemente rico el contraste. Y esta sopa es ideal cuando, entre las almendras, algunas son amargas. 

Se puede hacer con piñones de pino en vez de almendras, o con habas... Es, desde luego, una delicia mediterránea, malagueña de cuna, en la que el ajo está impregnado de civilización y aprende a no molestar para ser lo que siempre debería ser: un perfume... que ha de usarse con sabiduría.


Ay que rico, dice este hebreo posero y huachafoso.

12 comments:

Aldo said...

Todo con moderacion mi querido Moncheri, es verdad que el ajo es un ingrediente infaltable en muchos platos, asi como en un simple arroz blanco.

Quien no se empuja sin pestañar un platillo de gambas al ajillo, o se arrima en el chifa un chanchito al ajo, o pan con ajo para acompañar una buena pasta, etc.

El comentario de Victoria no deja de ser cierto cuando decia que Beckham olia a ajo; si se abusa y come a diario y en grandes cantidades, te puedes envertir en un ajo con patas.

En la zona donde vivo hay una gran cantidad de Koreanos, uta, son individuos encurtidos en ajo, lo jodido es si se te acerca uno de ellos en el gimnasio o cuando entras a las duchas.
Se te viene el gato, no exagero.

Carlos Orellana said...

Para Cachete:
Lo que Cachete hace es algo proyectivo. No sé que proyecta en mí, si lo qué él hizo o vio hacer a un adú suyo. Me dan asco el chuchuhuasi y todas esas jeringas selváticas. Nunca he bebido inmoderadamente como no que conozco y que ya tiene algunas neuronas fritas (por eso milita en un partiducho fantasmal). Siempre cerveza y siempre vino.
Plena coincidencia en el salmón: maravilla de maravillas. Envidio a los osos, mi querido Cachetón del Zoo.
Y, claro, efectivamente, muy emocionante ver a tu crío después de 12 largos años. Ahora nos frecuentaremos más a menudo.

Para Moe
Mi querido justo varón y jurisconsulto: el restaurante es peruviano, pero la comida es francesa fundamentalmente. No lleve agua a su molino. La Bonboniere es como Yehude, nació en el Perú, con mucha pezuña, pero ahora limpia tabas itálicas y rinde pleitesía a su graciosa y británica majestad. ¡Me quiero morir! Fuiiira de acá judío sudaca, borrachoso.

AVISO DE SERVICIO PUBLICO
¡Escondan las botellas que hay viene Garganta Seca!

CODA
Yehude es más bravo que Bob Esponja

Carlos Orellana said...

Cachete es más huachafo que yo, y merece un jalón de orejas del presbítero: llama gambas a nuestros camarones.
Nacionalícelo, pastor. Arriba Perú.

Moshe said...

Mucha conocimiento aduce el gourmand COQaracha, se queja de la mezcla de tallarines con papa a la huancaína, y sin embargo se empuja una chanfaina de salmón con palta y queso crema a la vez. Por separado son combinaciones divinas, pero no se exceda, ahijado de hombres probos.

Ni aunque se lo sirvan en un restaurante chontril-francés.

Aldo said...

Mi querido Crimen Perfecto (nunca se va aclarar), ahi le va una pa' su cosecha, no es sanwich o sandwich, es sanguche, Poeta.

Arriba Chincha! Cuna de campeones.

Moshe said...

Buen chaplín ese de Crimen Perfecto, aplicado a COQimori, aunque se sabe que, a la Michael Jackson, el aedo se baña todos los días en generosas tisanas de ácido muriático con manzanilla, que lo están convirtiendo en albino finlandés.

tenorio4545 said...

El laureado poeta se ha comido un sanguche de pan negro, salmón ahumado, queso filadelfia, palta y arúgula. Es la misma vaina que un tallarín con chanfainita y huancaína, o acaso por ser despachado en un lugar ficho hay que atracar.

¿Y cuánto habrá pagado el aedo por ese sánguche recontra mixto?

Mario Pablo said...

Ajo, carajo, sudacas herniados, este producto entra con todo y arregla cualquier platillo, cuando lo fríen y ponen encima del pescado es un guiño para empezar a lamerse los dedos. Aunque el turrón de doña Pepa se pone jodido, no interesa si el estómago se ve bien servido, además, es bueno recordar que en nuestra época de adolescentes no faltaron cumpas que, enemigos del desodorante, apestaban a sopepo, con unos alacranes dignos del peor desierto y una pezuña más brava que cualquier narcótico. Ahora por lo menos se echan perfume bajo las bolas

Aldo said...

El baño del aedo, el que menciona Pirincho para la blanqueada, incluye el remojar la guasamayeta en formol, cuatro horas diarias para su que se conserve en optimas condiciones, y un enjuague de dientes en arsenico para combatir las caries.

Carlos Orellana said...

"Ensalada de espinacas con salmon ahumado, aguacate, queso crema y una vinagreta de eneldo
Spinach salad with smoked salmon, avocado, cream cheese and vinaigrette"
Judío ridículo: esta ensalada contiene esencialmente lo mismo que mi sandwich (J.R.R. intento popularizar "sánduche"). Y es del famoso restaurante Dostrece de Barcelona.
¿Dónde está la chanfaina? Este es un sandwich francés, para que sepas, huevo escalfado.
Pobre huevón.

Carlos Orellana said...

Ese restaurante chontril-francés, ya dije ha ganado hace poco dos premios mundiales, sola falta el Premio Catadores Ebrios de Wellington.

Moshe said...

Salta, se asorocha y atolondra el ahijado cuando impugnan su exquisito gusto de gourmet, gourmand, sibarita y epicúreo.

Todo está en las cantidades, querido morocho. Tu sánguche sigue siendo excesivo, no por el pan negro, salmón, palta o queso filadelfia individualmente. Pero si le gustó a tunas, ¿quién soy yo para oponerme?