Como muestra de la tolerancia y ausencia de censura que imperan en este foro, Joda Criolla publica esta joyita recibida del otrora publicista, avezada pluma en el arte de la infamia.
Un día especial en la vida de Moshé
Libelo de COQmuñecón
Cuando entró la llamada de la New Zealand Police, Moshé Pederewski no estaba como de costumbre al lado de una botella, sino haciendo caca. Terminó la faena raudamente y salió al pasillo a responder el teléfono que no dejaba de timbrar. Sí, era él, respondió. Una voz seca y terminante, nada amable le notificó que el día siguiente debería apersonarse a la delegación más próxima a Pembrock Street. Moshé se sobresaltó: ni preguntó ni le dieron las razones por las que él, un pacífico ciudadano de origen sudaca debía comparecer en una estación de policía. Su naturaleza culposa lo llevó inmediatamente a pensar en una denuncia de los vecinos por correr por el parque en calzoncillos y gorro de baño aquella ‘única’ vez en que ‘se pasó de copas’. No podía ser otra cosa. Yehude pensó en el contraste entre su país de origen donde había policías torturados y este tranquilo lugar del planeta donde los gendarmes no portaban armas y algunas personas dejaban abiertas las ventanas de sus casas que daban a la calle.
El asunto es que Moshé llegó al día siguiente a la estación policiaca, con algunos tragos encima para estar más tranquilo. No lo hicieron esperar ni dos minutos y lo atendieron como se atiende a las personas importantes. Pasó a la oficina del Jefe y allí vio, al lado de este, a un tipo rubicundo, bastante alto y fornido que lo recibía con una sonrisa de oreja a oreja.
-Sir Pederewski-fue lo primero que dijo mientras se levantaba y ordenaba a su manota derecha ofrecerse a la manita del ilustre inmigrante sudaca que tenía enfrente.
-¿Perdón?
- Es un honor para nosotros conocerlo-aclaró en nombre de él y el jefe de policía que ni corto ni perezoso le tendió también su diestra sobona y le señaló su asiento para que se ubicara cómodamente y dar inicio así a una reunión que no tenía pies ni cabeza.
Emociones, sentimientos y pensamientos encontrados sentía Moshé. ¿Cómo sabían que era caballero? Además, ¿es así como trataba la policía a un presunto infractor de la Ley? ¿Se estarían burlando de él? Moshé pensó que había sido exagerado al beber media botella de vodka al salir. Fue para controlar los muñecos, pero ahora lo dominaba un muñecón.
-¿Una copa, sir Pederewski?
Moshé empezó a pensar en el español cochino que había aprendido en el Deustua y la UNI: “¿Me están vacilando estos conchesumadre?
-¿Le puedo servir un whisky?
-Claro, doble-contestó Pederewski, dispuesto ya a lo que venga.
Le sirvieron el whisky.
Lo que vino después lo recordaría Moshé en los años venideros: le mostraron el New Zealand Herald del día y en él la noticia del arribo del jefe de Scotland Yard a Wellington. Allí en esa edición y en primera página estaba la foto del tipo rubio y grandote que tenía enfrente.
-Mierda-pensó.
Para hacerla corta el Jefe de Scotland Yard se incorporó y lo saludó con una venía militar. Luego le dijo que era un honor estar frente a uno de los agentes más distinguidos del servicio, no solo del inglés, sino de la Mossad.
Moshé Pederewski abombó el pecho.
Luego el tipo fue al grano, porque ya estaba bien de tanta ceremonia: sabían que estaba jubilado, pero ahora le pedían que apoye a la creación de un servicio en New Zeland. Solo él podría lograrlo con su experiencia y su prestigio.
Pederewski tuvo nuevamente ganas de hacer caca. Pidió permiso para ir al baño. Cuando regresó ya se encontraba algo mejor.
Dos días después se llevó a cabo una ceremonia en el patio central de una importante sede de gobierno. Asistió el Primer Ministro y altas autoridades de Scotland Yard. Con esta ceremonia se incorporaba Moshé al servicio de la inteligencia de NZ.
Un día antes el rubio altote le dijo que por razones obvias ya no podría usar el nombre de Moshé Pedereski, recontraconocido por las agencias de todo el planeta.
-Escoja usted uno nuevo, sir Pedereswki.
-Así lo haré. Mi nombre será una forma de agradecimiento a mi segunda patria, New Zealand.
-¿Y su apellido?
-Un homenaje a Ian Fleming y al personaje más famoso que creó.
El día de la ceremonia el Jefe de Scotland Yard presentó, en medio de grandes y merecidos elogios, a quien se encargaría de dirigir la comunidad de inteligencia en NZ: el agente KIWI BOND.