Adiós al Gato Corneto

Excelente lectura.  Hay que alegrarse con la partida de cualquier corrupto.

Columnas

Aldo Mariátegui:

"Adiós al Gato Corneto"

La columna del director

- Se murió Héctor Cornejo Chávez y, como es costumbre en nuestro país con los muertos, hoy seguramente veremos notas elogiándolo a fondo.  Lo siento, pero yo no comparto esa visión limeña de que no hay muerto malo y que es de mal gusto criticarlos.  Sí los hay, y es lo más justo y objetivo poner a los personajes fallecidos en su real dimensión (espero que los caviares y rojos me saquen el ancho el día que deje de beligerar en esta tierra; se pasarían de hipócritas si me elogian o se quedan callados). 

Cornejo Chávez fue uno de los políticos más nocivos que tuvo nuestro país en la segunda mitad del siglo XX.  No solamente fue un traicionero miembro de la oficialista Alianza AP-DC durante el primer belaundismo que colaboró con sus deslealtades al desplome del régimen democrático por el golpe militar de 1968, sino que fue un entusiasta animador de la dictadura velasquista, desde donde colaboró con su indudable poderoso intelecto y sus profundos conocimientos jurídicos a deshacer el Poder Judicial (este jamás recuperó su calidad desde esa purga) desde el infame Consejo Nacional de Justicia que nombró la tiranía para dicho fin, que redactó el infame "Estatuto de la Libertad de Prensa" para amordazar a los medios y que se prestó a usurpar la dirección de El Comercio de mano de las botas que capturaron ese y el resto de medios en el infausto 28 de julio de 1974.  

Agresivo, demagogo y antipático como pocos (solo JDC se le acerca), el irónico senador odriista Julio de la Piedra lo bautizó como "el candidato de la manos limpias, la boca sucia y las ánforas vacías" en befa a su eslogan "Yo tengo las manos limpias".  Y Sofocleto lo exasperó con el apodo "Gato Corneto", a tal punto que Cornejo Chávez lo retó a un decimonónico duelo a pistola, situación de la cual el genial humorista hizo aún más mofa.   Gran polemista, nunca pudo asimilar que jamás fue querido por el electorado y apenas pudo sacar 2.9% en 1962 como candidato presidencial (aunque superó el ridículo 0.5% de JDC del año 2006), y eso amargó aún más su huraño carácter.

Como anécdota, conté que me lo crucé en la Facultad de Derecho como profesor de Familia.  Era muy didáctico y versado, aunque aburría con ese pensamiento cucufato y rojimio a la vez que tenía, una de las peores combinaciones políticas que existen.  Siempre maloso, nos tomó un examen parcial de respuestas múltiples donde todo el mundo pasó con notas muy altas debido a que él era novato en redactar ese tipo de pruebas.  Como le encantaba "jalar", hizo un final increíblemente difícil (yo tenía 17 y no pude llegar ni al 04.  Fue mi segundo jalado universitario tras MBI en Letras.  El tercero y último fue D. Romano, al que abandoné por haberme ya graduado, mi estimado Quintanilla.  ¡Hubo gente que con 19 no llegó al 02!) y así se aplazó al 80% de la clase (le cerramos Familia a la siguiente promoción en la matrícula posterior).  Obviamente, no lo detesto por esa tontería, sino por todo el terrible daño que le hizo al país.

Como todos los velasquistas que integraron esa dictadura que tanto daño le hizo al país, se murió tranquilito y nonagenario en su cama, sin rendir sus debidas cuentas.

- Intuyo que Yanacocha se ha dedicado a edificar los reservorios para hacer tiempo mientras llegan las próximas elecciones regionales, con la esperanza de que los cajamarquinos elijan a alguien más normal que Gregorio Santos y así poder ejecutar tranquilamente Conga.  Muy difícil seguir adelante con un presidente regional en contra, salvo que antes se deponga a Santos.

- Otra más de nuestro "canciller" Roncagliolo.  Ahora el veterano velasquista nos ha enemistado con Paraguay con este intento peruano-ecuatoriano de sacar a los guaraníes de Aladi.  ¿Por qué no ponen a otro allí?

- Qué bueno que salió el proyecto Quellaveco. Pero ya pronto el demencial antiminero Pepe Julio Gutiérrez intentará cargárselo.  Estos rojos son unos malditos enemigos del progreso.