10 February 2012

El turrón de Doña Pepa

Un postre que no pruebo hace mucho tiempo, asi que pido a los amigos deustuanos me manden una generosa encomienda de un par de kilos de la pastelería en la Plaza San Martín.  Se agradece anticipadamente.

El turrón de Doña Pepa es un dulce tradicional peruano relacionado con la festividad del Señor de los Milagros, formado por palos de harina distribuidos simetricamente, bañado con miel de chancaca y decorado con grajeas y confites de varias formas y colores.


Diversos documentos del siglo XIX dan cuenta que el postre también se conocía como "turrón de miel" o "turrón del Señor de los Milagros", como una modificación del clásico turrón español con elementos  originales.  El bautizo con el nombre "turrón de Doña Pepa" en recuerdo de su supuesta inventora, se produjo recién a inicios del siglo XX.


La miel es la que otorga el sabor dulce al turrón; y si bien los palitos de harina casi no presentan sabor, la combinación de ambos ingredientes produce un gusto extraordinario.

Esta miel no sólo se prepara a partir de chancaca (melaza sin refinar de la caña de azúcar), pues son varios los ingredientes que se ponen a hervir, incluyendo frutas como piña, naranja, membrillo, y especias como canela y clavo de olor.

13 comments:

Mario Pablo said...

Cada día Coqcito me sorprende más, ahora resulta que no le gustan los rompecabezas, respeto su opinión pero se desdibuja al ponerle infundado acento; además, apuesto que de niño aprendió mucho gracias a esas "despreciables" piezas, otra cosa es que hoy diga que prefiere dedicar el tiempo a leer.
En cuanto al turrón de Doña Pepa, como el pan chapla (fo), reitero mi humilde preferencia porque para mí la comida está vinculada al cariño

Carlos Orellana said...

Que tal comparación la de Yehude: escuchar música (entiendo que culta) y jugar ajedrez es equivalente a armar un rompecabezas. Escucho música, no juego ajedrez, pero tengo el mayor respeto por el ajedrez (requiere muchas habilidades y talentos intelectuales, alguno de los que posiblemente no tengo. De niño supongo que he armado rompecabezas, no lo recuerdo, pero insisto,me aburre dedicarme a esta actividad y dejar que corran las horas en que puedo leer a Yeats, Cavafis, Quasimodo, Homero, Milton, Dante. Mi maestro, el poeta Washington Delgado, decía que uno empieza a volverse viejo cuando sabe cuántos libros ya no va a poder leer. No me imagino pensando en cuantos rompecabezas he de armar antes de la muerte, preferiría morirme.

Carlos Orellana said...

No tengo nada contra el turrón de doña Pepa, un turrón blando magnífico y original, y del que yo sepa no hay equivalente en América Latina. Me encanta, como me encanta la mazamorra morada (masa mora), otra delicadeza en un mar de dulces mediocres como los dulces peruanos que solo merecen alabanza de los nacionalistas extremos. Yo no lo soy y me considero más amigo de la verdad que de Platón.
No negaré que en algunos aspectos la comida está unida a la nostalgia y al recuerdo de afectos idos; por eso yo, en lo particular, como algunos platillos nacionales que no comería si fueran extranjeros, pero conforme me vuelvo más viejo no me siento obligado a rendirle homenaje a la tradición ni a la nostalgia. Cuando niño comía pan con mantequilla con camote frito, hoy no me llama la atención intentar tragar esa mezcla.
Y, doctor, admiro (sin sarcasmo) el afecto que le tiene usted a los recuerdos de su infancia y terruño, y que lo llevan a rescatar del desprecio a esa cosa que se llama chapla y que es algo tan elemental como una cachanga, con el defecto de que frío parece teta de burra.
Nuestras infancias han sido felices, pero somos diferentes, mi querido doctor y reverendo.Siga usted comiendo su chapla con el sudor de su frente, que yo probaré un delicioso pan integral de avena que vende Subs.

Aldo said...

Con las previas disculpas del caso,
ayer se celebro el aniversario de la efemerides del 9 de Febrero.

Coqcito estuvo celebrando su onomastico # 62, y lo hizo a lo grande, un buen mañanero de arranque, otro despues de la siesta, y dos despues de cenar.

Mas vale tarde que nunca, Felicidades Poeta, Salud, Buena Comida, y sobretodo Sexo, aunque sea oral.

Mario Pablo said...

LLeva razón Coq al criticar el pan Chapla frío, calentito y medio crocante es una delicia, aunque la estigmatice con el mote de cachanga. Ahora bien, no se trata de un pan indigesto, estoy seguro que son pocos los que luego de probarlo no alaban su sabor; arriesgo una anotación más: chapla, papa, cuy, ocopa no tienen, desde mi trinchera, que envidiar a platillos, seguramente exquisitos, de otras latitudes; ojo que no sostengo que por simple y agradable memoria o recuerdo, debamos empujarnos cualquier cosa.

Mario Pablo said...

Aldo, que tal pedrada en ojo de boticario; hasta hoy no conocía la fecha del Diablo de Coqcito, aunque tarde, le envío, a mi que3rido choche, un fuerte abrazo, rogando a la Virgen que lo mantenga siempre enhiesto, así deba tomar jugo de plomo, con fuga de melcocha, púas de erizo y cemento reforzado
Larga vida Coqcin

Moshe said...

Carajo, se había mantenido en secreto el santo de COQravines. Secreto tan impenetrable que aún la eficiente Mossad no sabía la fecha exacta.

Sin embargo, los aparatos de intercepción (alquilados de su Padrino), indican que sí, tal como resaltó Aldo, se escucharon gemidos orgásmicos en su departamento de San Borja por lo menos cinco veces ese día.

Tambien se notó la presencia de diferentes féminas, algunas disfrazadas de empleadas domésticas. Genio y figura hasta la sepultura.

Nuestro compañero es mejor padrillo que Santorín.

Muy feliz día, poeta.

Moshe said...

Poeta, no tienes la más remota idea del reto que es un rompecabezas gigante, no uno trivial, en el que debes ejercitar la memoria y la lógica de manera constante y exigente.

No, tu ultra-elitismo, no te permite ver más allá de tus narices. Asi sea.

tenorio4545 said...

Salud con una copa de vino para celebrar el onomástico 62 del laureado poeta, famoso por su lanza, igual que Diomedes de la Iliada.

Hablando de vinos he leído la siguiente descripción de uno de NZ:
De color amarillo limón, con reflejos verdosos. En nariz es intenso, con delicados aromas cítricos, de frutos blancos y carácter herbáceo. En boca es fresco y de cuerpo medio, con notoria presencia de frutas cítricas. De final prolongado y placentero. Ideal para maridar con pescados, sushi y queso de cabra.
¿Quién me explica por qué ese vino huele y sabe a todo menos a uva?

Moshe said...

Vittorio, eso suena a Riesling, auque el maridaje con queso de cabra requiere un Sauvignon Blanco.

Que sabe a uva? Las distintas variedades de vino tienen cada una sabor característico, pero nada parecido a los uvas de mesa. Lo mas cercano a ellas son los vinos moscatel, hechos de uva moscato, que muchas veces se consume como fruta.

Por ejemplo, si hueles y pruebas un gewurztraminer, encontrarás un inconfundible olor a chirimoyitas chinas, a rosas, a miel, pero nada que ver con la "uva" que comimos.

Cierto es que hay mucho esnobismo y elitismo (ay fó) entre los que escriben de vino y nunca faltan los pretensiosos.

tenorio4545 said...

Moshe, en efecto es la descripción de un Sauvignon Blanco.
No hay duda de que sabes acerca del tema de chupanda y que yo soy un neófito.

Moshe said...

Asi como la afición de COQ puede medirse en millones de kilómetros (meto, saco), la mía por la cata en decenas de botellas.

No soy un experto ni mucho menos, pero me precio de conocer y poder discernir calidad en un caldo. Sobre todo me fascina el maridaje del vino con la buena mesa.

cvalqui said...

Poeta, desde este rincon de recuerdos van mis mejores deseos de felicidad y paz en tú onomastico.

Que sigas como siempre, con la espada desenvainada y filuda de tu premonitoria lengua.

Salud, Poeta...