16 January 2012

Prosa

Muy buenas líneas del Esopo peruano. 

El primer relato se publicó en Esquirlas.  El segundo forma parte de Odascteas, que él, siempre diligente, piensa sacar a luz el 2058, a la tierna edad de 108 años, apenas se desocupe de sus múltiples compromisos.

Me recuerda a Gabriel García Márquez, (Un señor muy viejo con unas alas enormes), Nobel de Literatura como nuestro MelCOQchita.

SI EN LIMA NEVARA
Nunca Lima se ve más hermosa y auténtica que cuando una persistente garúa invernal entristece el cielo y absorbe el poco color de la ciudad, envolviéndolo todo como con un gas.  Las calles y el asfalto brillan como el pelo de un muchacha morena que recién ha salido de la ducha.

Esa precipitación pluvial mezquina, risible, cobra un efecto mayor que si lloviera a cántaros como ocurre en Buenos Aires o Copenhague.  Es la inminencia de algo, es el agua de algún diluvio fallido, de alguna broma de tempestad que acaso puede algún día ser cierta.

Las gentes se apuran, evitan mojarse y es todo una parodia de ciudad bajo la lluvia.  ¿Qué lluvia? 

Pero la tristeza es cierta, no tanto tristeza, vamos, melancolía.  Y si queremos ser exquisitos, su pizca de saudade, de breve desolación se apodera de algunos viandantes.

Pero en la ciudad destrozada por un enemigo implacable, que cada día destruye algo de modo irreparable, no existe un café para guarecerse y soñar una lluvia de verdad y una hermosa mujer llegando con un impermeable amarillo o rojo.  Y uno maldice, no tanto la lluvia ridícula, sino la ausencia de una escenografía distinta.

Los charcos que se forman parecen los de un aniego controlado y uno no puede arruinarse los zapatos como ocurre con todas las lluvias decentes. Nuestros sobretodos de origen ultramarino, por otra parte, están destinados a hacer un papelón.

Sin embargo hace un cuarto de siglo llovió en serio en Lima sin que ningún Noe morara entre nosotros, ciudad perdida. Qué susto el de aquella noche en que el cielo se desplomó.

Pero esa lluvia de verdad no fue parida con truenos y relámpagos.  Qué desazón.  Si tal habría ocurrido, los limeños hubiéramos pensado en el fin de los tiempos.  Lo digo porque como hombre de estas tierras nunca dejo de sentir verdadero pánico cuando estoy bajo un cielo extraño y llueve y truena.  Es como si Dios hablará, no de modo tranquilo, sino terrible, como un Júpiter iracundo.

En Lima nunca habrá truenos, siempre habrá silencio en las alturas.  Nuestro azul es mudo, tímido, a veces aparenta ser hosco.  Tampoco es concebible, ni aún en estos tiempos de "efecto invernadero", cuando el clima parece enloquecer, imaginar que en Lima pudiera nevar.

Si en Lima nevara, los gallinazos hablarían.
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COSAS DEL TIEMPO
Las lluvias torrenciales empezaron hacia el mediodía.  Hacía décadas que no llovía de ese modo, aunque estas precipitaciones pluviales eran muchísimo mas impresionantes que las de 1970, año que recordábamos con toda nitidez los mayores de 50 años. 

A las pocas horas Lima quedó prácticamente destruida por el agua, y su población entera aterrorizada por los impresionantes rayos y majestuosos truenos que nada tenían que envidiar a los de un cielo del Trópico. Fueron pocos los viejos que no imaginaron que el fin del mundo del que hablaban nuestras abuelas había llegado. Regaron esas fantasías desempolvadas de las coloridas infancias de antaño por cuanto lugar pasaron, de modo tal que nadie, grande o chico, dudo que el fin de los tiempos comenzaba. 

La antigua Vía Expresa se convirtió en un río caudaloso cuyo fondo, la pista asfaltada, terminó lleno de automóviles sumergidos.  La corriente acuática que llegaba desde el centro de la ciudad rugía como una fiera nocturna acosada.  El espectáculo era notable, y las multitudes, aunque presas del pánico, empezaron a disfrutar de este furioso río sin nombre y sin destino. 

La magnífica tempestad empezó a arreciar hacia el filo de la medianoche, más el firmamento de una ciudad que no conocía el rayo siguió siendo solo fogonazos y estruendo infernal.  Lo más singular de todo esto no fue este fenómeno natural absolutamente extraño a este lugar del planeta donde casi nunca llovía de modo tan profuso, sino la cantidad de objetos que empezaron a caer desde arriba, desde el cielo. 

Se reportaron miles de llamadas a comisarías y redacciones periodísticas, de personas sorprendidas, golpeadas, heridas por botas de minero, sillas de montar, gallinas muertas, botellas de gin a medio consumir, sillas de mimbre, relojes de pared y hasta un sujeto vestido como piel roja norteamericano, que obviamente estaba muerto.
    
Como la radio y la televisión se fueron del éter, los funcionarios de los servicios de meteorología, que habían previsto para esta temporada cielos claros y despejados, salieron a diferentes puntos de la ciudad con vehículos y altoparlantes a informarle a la población que este inusual fenómeno atmosférico, que no ocurría hace siglos –lo que por cierto era verdad- pasaría en 24 horas.  Entretanto la tempestad no cesaba de zamaquear Lima.
     
Cinco minutos antes de las doce de la noche los despiertos vecinos del distrito de Miraflores que se hallaban pegados a los muros de la Vía Expresa, cual si estuvieran en un malecón, vieron aproximarse desde las alturas un objeto inmenso.  Todo fue un solo grito del gentío y luego, un caer aparatoso de lo que a todas luces era una embarcación, un barco.  Este cayó, increíblemente, sin destrozarse y se mantuvo sobre las aguas una vez que logró equilibrarse.  A los pocos minutos llegaron los escuadrones de emergencia de la policía nacional y más tarde una unidad del ejército.
      
De la cabina de mando de la nave salió un hombre uniformado y con una luenga barba blanca; luego lo que venía a ser su tripulación, una docena de marineros.  Desde un puente, la nave fue alumbrada por reflectores y se le hizo indicaciones de que se inmovilice, lo que fue acatado por el capitán del barco.  Este fue abordado por efectivos de la policía y algunos reporteros de la televisión local.  Los tripulantes se negaron a hablar.  Personal de Cancillería se hizo presente para hacer un informe, ya que sin duda alguna de trataba de navegantes de otro país.  La tempestad y la lluvia empezaron a amainar más visiblemente hacia las dos de la mañana y luego cesaron por completo.
     
 Los reporteros no lograron indagar nada sobre la procedencia o nacionalidad de la nave pues fueron violentamente desalojados ante la inminente llegada del ministro del Interior; uno de ellos solo alcanzó a escuchar que de acuerdo a uno de los diplomáticos allí presentes se trataba de un barco pesquero noruego caído del cielo durante la terrible y paradójica tempestad que azotó nuestras costas. La embarcación se dirigió por sus propios medios hasta la Plaza Grau donde fue subida a un trailer con el auxilio de gigantescas grúas.  De este lugar se dirigió, en medio de un resguardo de doscientos policías, al puerto.  Allí, con el auxilio de la ingeniería naval se le devolvió a las aguas.
     
 El Gobierno emitió un comunicado lamentando la pérdida de vidas humanas debido a este desastre natural, anunció el inmediato inicio de las tareas de reconstrucción de las innumerables zonas afectadas, para lo que se contaría con apoyo internacional.  Lamentó no poder comentar, por razones de seguridad nacional, sobre las circunstancias precisas y la nacionalidad de una nave extranjera que “aterrizó” sobre la Vía Expresa.  Finalmente confió en que la población se recupere de los difíciles momentos vividos y reinicie sus actividades normales, en vista de que el Gobierno y su servicios de meteorología están en condiciones de garantizar que este fenómeno no se repetirá en por lo menos mil años.
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La siguiente foto demuestra la influencia universal de la obra del aedo.  

El guía de polo rojo devoraba la edición tailandesa de "Hoy me levanté carretón", cuando su elefante se descontroló por el erotismo y lujuria animal que emanaban de las páginas del libro.   Vean el resultado:

"Hoy me levanté carretón", !un libro levantador!

11 comments:

Carlos Orellana said...

No son cuentos, son prosas, hijo de Judea.

Moshe said...

Corrección hecha, poeta.

Los lectores descansan, pues es domingo en Lima y Virginia.

Mario Pablo said...

Este domingo he descansado más de la cuenta para levantarme de madrugada y concluir el alegato de un caso que sostendré en tribunales, mañana al mediodía; acostumbro hacer esto porque mi mente queda mejor dispuesta para afrontar circunstancia tan jodida. En todo juicio la defensa expone sus conclusiones refiriendo lo esencial del asunto, los puntos controvertidos, y la actuación probatoria. Ganar o perder depende de la forma cómo se resuelve este reto. Ser sencillo, convicente, demoledor, pero a su vez respetuoso, con el adversario, y breve constituyen reglas que hay que seguir para convencer a los jueces. El estilo no puede ser gélido o enredado porque los jueces se aburren y no le creen a quien no está seguro de lo que defiende; ni, tampoco, extenso o desbordado porque la brevedad es el manjar de los que deciden; cuento esto para explicar el tardío comentario que envío y remarcar que la defensa en los juicios es muy parecida a redactar relatos, cuentos o prosa, arte en el que Coq descolla, porque detrás de esas líneas o exposiciones habrá una historia, un conjunto de hechos que reclaman atención.

Moshe said...

Buena suerte, doctor. Si le va mal en el alegato, encomiendese a Dios Padre, Jehovah, y los santos bautistas para que se inspire.

cvalqui said...

Mario Pablo todo está en tí, de tu actitud, predisposición y conocimiento, tienes el resultado.

La suerte no existe, el éxito se construye.

Como catarsis, un previo discurso en el púlpito.

Carlos Orellana said...

EL PERU DE HOY
Un tipo iba caminando por la calle cuando de repente lo detiene un choro con arma en mano y le dice:
-¡Dame tu reloj!
El tipo le da su reloj, un Rolex más falso que dólar ruso.
El choro se asa:
-Ta' madre ¿qué porquería es ésta? ¿Una imitación? ¡Dame tu billetera, carajo!
El hombre le da su billetera de plástico, imitación de Pierre Cardin, con una tarjeta de teléfono prepago.
El choro está recontrazabache:
-Chesumadre ¡Tu ropa es una cagada, tu celular es una porquería. Tú pareces que estuvieras chaqueta ¿A qué te dedicas, varón?
El tipo contesta casi llorando: ¡ SOY POLICIA RETIRADO!
El ladrón impactado le pregunta:
-No jodas, ¿de qué promoción?

Aldo said...

Marinho confirma la regla, no importa lo experimentado y experto que uno sea, cuando llega la hora de la verdad y el destino de otros depende de uno, es normal que haya nerviosismo y cierta preocupacion,
somos humanos y cualquier persona que se jacte de lo contrario es un tremendo fanfarron.

Reverendo, sabemos de su capacidad,
y en este caso cualquiera que sea el veredicto, estamos seguros que usted puso lo mejor de su conocimiento y habilidad en defensa de su patrocinado.

Ni bien salga del juzgado, vayase directo a la chingana mas cercana,
y metase un par de piscoyas, para
calmar los nervios.

D

Moshe said...

Poeta, que esperas para publicar?

Desde hace mucho vienes diciendo que ya salen tus obras, y hasta ahora nada de nada. Falta mucho para el 2058.

Sé dinamico, ejecutivo y diligente como siempre te hemos conocido.

Aldo said...

Yehude, el Poeta pide paciencia, el ya tiene sus metas establecidas y ni bien inagure "La Concha Oriental", de inmediato publicara sus obras.

La fecha exacta todavia no la tiene, pero si esta seguro que sera antes que el Pastor y el Quimico hagan su primera video conferencia via Skype.

Me tinca que podria coincidir con el 50 aniversario de la Promocion Cesar Vallejo en el 2018.

Ya para ese entonces, el promedio de polvos de COQ, habra reducido drasticamente a uno al dia,
eso sin contar su pajazo de mediodia, para ayudar
a los dedos con la artritis.

Moshe said...

Tienes razón, Aldo. MelCOQchita siempre es eficiente como buen criollo y cumplirá con lo prometido.

Para muestra de su dinamismo basta un botón: sus entregas semanales en Deustuanos '68.

Vamos poeta, tus amigos esperan.

cvalqui said...

Este comentario está que quema

"Desde hace mucho vienes diciendo que ya salen tus obras, y hasta ahora nada de nada. Falta mucho para el 2058. "

Muchas propuestas y resultados NADA. Esta quedando como un PARLANCHIN DE POLENDAS.

Se me cayó TODITO. Se puede reinvindicar.