19 January 2012

Primera vez

Primera vez, cuento inicial de Hoy me levanté carretón.

Editora MelCOQchita - Derechos Reservados, 2012

Anochecía.

La pareja de Carlos y Petronila se mantenía entrelazada en el sof
á de la sala de la casa, olvidados de todo lo que no fuera su felicidad mutua.

Petronila, nativa de Puno, agitaba inquietamente sus pies, y se veía nerviosa.

— No sabes cuánto te quiero, Petro, murmuró él, d
ándole un beso.
— Sé, contestó ella con inocencia.  ¿No me lo está deciendo todo el tiempo,
neño?
— ¿Cuándo me inseñará esas cosas devertidas de que me ha hablado? preguntó.
Mis papás se fueron a Chincha y estamos solos, dijo el precoz Carlos.  Hay cosas que los amantes debemos conocer, cosas secretas que nos hacen felices y son la dicha de amar y ser amado.
— ¡Dioseto!, exclamó Petro.  ¡Qué sentemental se ha vuelto, ne
ño Carlitos!
— No lo sabía, hasta que me enamoré de ti, retrucó.
— ¡Zonzeras!, dijo ella.  Cuénteme lo prometedo.
— No lo puedo decir si no te lo enseño, contestó
él.  Se aprende con la práctica.
— ¡Vamos pu
ís, enséñeme!, exclamó la doméstica.

Carlitos, cubriendo con su cuerpo el de ella, la besó.  Petro no opuso resistencia; por el contrario colaboró devolviendo las caricias.  El se hizo a un lado y pasó la mano por debajo de la falda de la muchacha.  No satisfecho, intentó seguir más arriba, y sus inquisitivos dedos entraron en contacto con las temblorosas carnes de sus muslos.

El ritmo de la respiración de Petro se apresuró ante este ataque a sus encantos. Lejos de resistirse, le placía el excitante jugueteo.
- Tóquelo, murmuró.  Se lo permeto.

Carlos no necesit
ó invitación.  Se disponía a seguir adelante, y captando el alcance del permiso, introdujo sus dedos más adentro.

La complaciente muchacha abrió sus muslos, y de inmediato su mano alcanzó los delicados labios rosados de su linda rendija.  Durante los diez minutos siguientes la pareja permaneció olvidada de todo.  Sólo su respiración denotaba la intensidad de las sensaciones que los embargaba en un mar de lascivia.

Carlos sintió un delicado objeto que adquiría rigidez bajo sus ágiles dedos, y que sobresalía de un modo desconocido.  En aquel momento Petro cerró los ojos, y dejando caer la cabeza se estremeció ligeramente, su cuerpo devino lánguido y busc
ó apoyo en el brazo de él.
— ¡Ay,
neño Carlitos!   ¿Quí me está haciendo? ¡Quí ricas sensaciones!

El precoz muchachito no permaneció ocioso, se levantó, y rogó que le permitiera conducir su mano hacia un objeto querido, que era capaz de producirle mucho mayor placer que el que le habían dado sus dedos.

Nada renuente, Petro se asió a un nuevo y delicioso objeto y, transportada por el deseo no pudo negarse a mirar el erecto objeto del joven.   Era la primera vez que contemplaba un miembro en plena manifestación de poderío.

Arrobado por la presión, los dulces y deliciosos apretones, y la inexperiencia con que Petronila tiraba hacia atrás los pliegues que cubrían su fruta, descubriendo la roja cabeza encendida por el deseo, Carlitos estaba enloquecido de lujuria, y Petro era presa de nuevas sensaciones que la arrastraban en un torbellino de excitación.

No obstante su precocidad,
él no podia dejar escapar tan brillante oportunidad.  La pasión, al máximo, lo incitaba a seguir.

Encontró palpitante y bien húmedo el centro que se agitaba bajo sus dedos; contempló a la muchacha tendida en una invitación al amor.

Las turgentes piernas de Petronila estaban expuestas a la mirada de Carlos.  A medida que le iba alzando la ropa
descubría los secretos encantos de su doméstica.  Su mirada se posó en el centro mismo de atracción, en la rosada hendidura escondida al pie de un turgente monte de Venus, sombreado por el vello.

El cosquilleo y las caricias dispensadas al objeto codiciado habían provocado el flujo de humedad que sigue a la excitación.  Petro ofrecía una rendija como un durazno, rociado por el más dulce lubricante que pueda ofrecer la naturaleza.

Carlos captó su oportunidad, y apartando suavemente la mano con que ella le asía el miembro, se lanzó furiosamente, sobre la reclinada figura de ella.

Apresó con su brazo izquierdo su cintura; abrazó sus mejillas y sus labios apretaron los de ella en un largo beso.  Tras librar su mano izquierda, trató de juntar sus cuerpos, esforzándose por completar la unión.

Petro sintió por primera vez en su vida el contacto mágico del órgano masculino con los labios de su rosado orificio.  Tan pronto como percibió el ardiente contacto con la dura cabeza se estremeció, y dejó escapar una copiosa muestra de su delicada naturaleza.

Carlos buscaba la perfección en la consumación del acto.  En vano se esforzaba en presionar hacia el interior de sus delicadas.  Los rosados pliegues del estrecho orificio resistían la tentativa de penetración.

Al fin, en un esfuerzo desesperado por alcanzar el objetivo propuesto, Carlos se hizo atrás para lanzarse luego con fuerza, con lo que consiguió abrirse paso  y adelantar parte de su endurecido miembro en el sexo de la muchacha.

Petro dejó escapar un grito al sentir forzada la puerta que conducía a sus secretos encantos, pero lo delicioso del contacto le di
ó fuerzas para resistir con la esperanza del alivio que parecía a punto de llegar.

Todo el cuerpo de Petro se estremecía de delirante impaciencia, y de sus labios  escapaban exclamaciones delatoras de supremo deleite; estaba entregada en cuerpo y alma al gozo del coito.  Sus contracciones musculares en el arma que la tenía ensartada, el firme abrazo, la delicada estrechez de la húmeda funda, ajustada como un guante, todo ello excitaba los sentidos.

Hundió su instrumento hasta la raíz en el cuerpo de ella, hasta que los dos globos que abastecían de masculinidad al poeta campeón alcanzaron contacto con los cachetes de las nalgas de Petro.  No pudo avanzar más, y se entregó de lleno a recoger la cosecha de sus esfuerzos.

Petro, poseída por espasmos de lujuria, se apretujaba contra su objeto de placer.  Con apagados quejidos de emoción y gritos de deleite, dejo escapar una copiosa emisión que inundó los testículos de
él.

Echándose hacia atrás, Carlitos sac
ó el ardiente miembro y volvió a meterlo.  Sintió un cosquilleo crispante, enloquecedor.  La abrazó.  En el momento en que otro grito de placer escapaba del pecho de ella, sintió su propio jadeo, mientras derramaba en el interior un verdadero torrente, una catarata, de vigor juvenil.

Un gemido de lujuria satisfecha escapó de los labios de Petro, al sentir en su interior el derrame de semen.  El frenesí de la eyaculación arrancó de Carlos un grito penetrante, mientras quedaba tendido con los ojos en blanco.

30 comments:

Moshe said...

Sátiro de sátiros! Mofostro de la vaina.

Aldo said...

ElectriCOQ !!!

Carlos Orellana said...

¡Calla, judío eunuco!

Moshe said...

Este hebreo se postra ante la vena literaria de MelCOQchita, poeta laureado y arrechón desaforado.

Mario Pablo said...

Achachau, los calzoncillos de los jeretos deben pasarla muy mal, porque sus dueños están más carretones que silla eléctrica de inválido. Estas son las nocivas consecuencias de la pasión con que escribe Ravicoqcito, bastan unas líneas y la imaginación se echa a correr; hay que reconocerlo tenemos entre nos una pluma muy afilada
¿Quién no tuvo su primera vez? En mi caso reservo detalles porque un caballero jamás ventila esos asuntos, me limito a decir que fue con mi chelfa, la misma que hasta hoy me sigue dando lata y con la que seguramente marcharemos juntos a los Jardines de la Paz

Carlos Orellana said...

Pronto publicaré La increíble y triste historia del candido Yehude y su desvirgadora desalmada. La costilla le reventó el prepucio a los 30 años en un telo cerca de la UNI.

cvalqui said...

Poeta la empleada domestica, Petronila, a la que puso contra las cuerdas, jamas se olvidará de aquella fornicada.

Este relato de la "Primera Vez" lo pinta de cuerpo entero, todo un mancebo lujurioso.

No estaría demás formar un "Club de admiradores del Poeta Libidinoso".

cvalqui said...

O mais grande consumidor de sexo..

Aldo said...

Se salio el mar Carajo !

Lo escrito por Eudocio fue un Tsunami de pasion con olas de semen de 20 metros de altura, y donde Petronila, la sirena andina fue el banquete completo para tremendo tiburon.

Que tal faena Maestro, su fama sigue creciendo, no en vano y con justicia sigue siendo el "Rey de las polladas".

Moshe said...

Cuento extraordinario, obra de arte del erotismo criollo.

Creo que hasta su padrino estará orgulloso de EudoCOQcio.

Carlos Orellana said...

¿El reverendo va para la beatificación o la chivatización?
Ratón de un solo hueco siempre es chueco.

Moshe said...

No jodas, Eudocio. Los pastores bautistas no pueden sacar los pies del plato jamás, so pena de ser expulsados de la iglesia..

Carlos Orellana said...

Eso es más falso que dólar ruso, mi querido rabino. Por lo demás, estos antes de entregarse a la Palabra llevan una vida recontradisoluta.¿Cómo habrá salido de cero kilómetros mi compadre? A lo mejor no arrimo, sino que se lo arrimaron. No quiero creerlo.

Carlos Orellana said...

Dicen los más famosos primatólogos que todos los simios machos pierden la virginidad anal en los primeros meses de vida por la costumbre de los simios mayores de buscarle parásitos allí donde no llega el astro rey.

Carlos Orellana said...

El Químico perdió la virginidad en dos cuotas. Ya iba a terminar, pero le vino el asma, así que puso PAUSA. Luego terminó y gritó AAAAAAAH. La costilla se achutó.

Mario Pablo said...

Ya sabía que mi querido Coqcito me iba a maletear por ser sincero, qué culpa tengo, pues, electrífictico choche, si mi primera vez fue como la que he contado, no debuté como el personaje del candente relato, pero hasta escribir estas líneas sigo cag... de risa con el dicho de Coqciviris: Ratón de un sólo hueco, es chueco. Ta´que se pasó pal toyo, morocho de Chacra Ríos. Por si las moscas, ni chivatización ni niño muerto, aún no se me chorrea el helado

cvalqui said...

Querido Poeta, sus relatos de mi "Primera Vez", estan llenos de sabiduría y vasta experiencia.

NO hay nada que hacer el que sabe sabe, a mi lo unico que me queda es aplaudir sus incontables faenas en el catre.

cvalqui said...

Esta confesión lo pinta de cuerpo entero al Hermano Pablo "me limito a decir que fue con mi chelfa, la misma que hasta hoy me sigue dando lata y con la que seguramente marcharemos juntos a los Jardines de la Paz"

Esto es un culto y veneración a la mujer que nos acompaña.

Vale.

cvalqui said...

Ojala no sea puro chamullo lo ofrecido por el Poeta, sobre la publicación de la increíble y triste historia del candido Yehude.

Aldo said...

Coq, Maestro de maestros !

Usted esta perdiendo el tiempo cojudamente, que politica, ni que asesoria ni ocho cuartos, usted esta para cosas grandes, lo que Baco es para el trago, COQ es para el coito.

Mel, abra los ojos, su capacidad esta para dirigir y protagonizar peliculas triple X, por su edad logicamente, el mercado idoneo seria el de la tercera edad, no desperdicie la oportunidad, que estas le tocan la puerta una vez en la vida, tengase
fe, que usted es una mina de oro (negro), petrolero.

Carlos Orellana said...

Puta, espero que nos cierren el blog después de la historia de la "rotura" de Yehude. Tendré que omitir los detalles más sórdidos y depravados de ese pringoso suceso.

Moshe said...

Ojala no sea puro chamullo lo ofrecido por el Poeta, sobre la publicación de la increíble y triste historia del candido Yehude.

Ese no es sino otro cuento y promesa del displicente, dinámico y criollisimo COQravines.

Pa' cojudos los bomberos.

Moshe said...

Se espera el comentario de Vittorio, experto en Barbies, sobre el relato de MelCOQchita.

Carlos Orellana said...

La reacción de Maqui me ha sorprendido: yo creo que los primatólogos no nos han cojudeado. A estos monitos le quitan el cintillo de seguridad muy temprano. ¡Ataaaaja!

Carlos Orellana said...

Vittorio debutó con las primeras muñecas inflables. fue un orgasmo explosivo porque él y la muñeca se reventaron. ¡Ataaaaja!

tenorio4545 said...

No recuerdo cuándo ni con quién fue mi primera vez, lo que si tengo por cierto es que fue con alguna fulana de un lupanar.
Quisiera saber cómo fue la primera vez del resto de contertulios, si fue con alguien decente, como en el caso del Reverendo Mario, o con una forajida, como en mi caso.
Ojo que desde que me casé soy también ratón de un solo hueco y todavía no me chivateo, tal como insinúa el laureado, mal hablado y arrecho poeta.

Moshe said...

Ataaaja, poeta.

La aclaración de Vittorio es bienvenida y dereglamento. Ha sido certificada por el notario Dr. Ramírez-Gastón.

cvalqui said...

Mi primera vez, fue con una cortesana que laboraba en el antro Amazonas de Barrios Altos, era templada de un amigo de barrio y contemporaneo.

Este amigo me puso una morena sacalagua, que terminaba su servicio en el Amazonas y bajaba al barrio Matute con amigas y allí con mi amigo "El Loco Scchiafino", nos empiernabamos con estas adoratrices del rico nervio.

Hablo del año 1968-1969, mas o menos. No habia el problema del SIDA como ahora.

cvalqui said...

Saludo el comportamiento de Victorio Sanchez cuando afirma "Ojo que desde que me casé soy también ratón de un solo hueco y todavía no me chivateo"

Mis sinceros respetos, es para no creerlo.

Moshe said...

Como dice el certero, cumplidor, veraz, y nunca errado aedo, en mi caso fue a los 38, nó a los 30, con una compañera de la UNI en un telo de la urbanización Ingenieria. Sí, créeme tío.

Chupa y dí que es menta. Ataaaaja.

!Mozo, dos cajas más para esta mesa, que el morocho paga!