29 January 2012

Rasputín

Paralelo innegable con un nefasto personaje de la política criolla, aunque muy lamentablemente, la versión peruana aún respira tras las rejas.

Editorial Al Capone - Derechos Reservados, 1990

Grigori Yefímovich Rasputín (1869–1916) fue un místico ruso de gran influencia en los últimos días de la dinastía Romanov.  También llamado "el Monje Loco".

Pretendía darse la apariencia de Jesucristo y tenía fama de sanar mediante el rezo, razón por la que en 1905 fue llamado al palacio de los zares para detener la hemorragia del heredero e hijo único, Alexis Nikolaevich de Rusia, que padecía de hemofilia.  El zarevich mejoró —algunos investigadores sostienen que por hipnosis—, y la familia Romanov, especialmente la zarina Alejandra, cayó bajo la influencia de este personaje.

El príncipe Félix Yusúpov, que se dice era un homosexual atraído por Rasputín, y el primo del zar, el gran duque Demetrio Románov decidieron asesinarlo en Petrogrado la noche del 29 de diciembre de 1916 para acabar con su influencia sobre la zarina de origen alemán.

Finalmente, tras varios intentos de acabar con él, Rasputín murió antes de haber cumplido los 48 años de edad.  Yusúpov contó los sucesos ocurridos esa última: el monje primero fue envenenado, más tarde abaleado, y cuando lo creían muerto, envolvieron su "cadáver" en una alfombra y lo tiraron al río Neva.  En la autopsia, se descubrió que murió ahogado.

Rasputín llevó en su juventud la vida típica de un campesino, hasta que sufrió su "conversión".

Era un hombre de elocuente poder oratorio, personalidad abrumadora, aspecto tosco, grosero, violento,  y mirada penetrante.  Amaba y odiaba efusivamente.  Era un actor soberbio y convincente.  !Igualito al quetejedi!

Habían rumores de que era una persona licenciosa y de que se le había visto borracho y en compañía de prostitutas.  Sus relaciones con sus discípulos y sus visitas de alcoba a mujeres de la alta sociedad eran polémicas.

Su máxima era: "Se deben cometer los pecados más atroces, porque Dios sentirá un mayor agrado al perdonar a los grandes pecadores".

8 comments:

Mario Pablo said...

Por grosero, faltoso, pendex y lenguaraz, Coquín, anatema hecha hombre contra el gran Serat, es agasajado, hoy, con esta entrada sobre Rasputín. Se oyen pasos, se destapan catafalcos, los murciélagos agitan alas y chillan, las telarañas vibran, los esqueletos caen y un lobo estepario aulla a la luna. Misterio, brujería y poder, qué gran fórmula.
A propósito ya vieron la peli Los idus de marzo del gran Eastwood, carajo, no tiene pierde y desvela lo mierda que son los políticos, mejor es decir, politicastros, discurso atrayente, promesas enormes, valores y moral cero

Moshe said...

Se equivoca usted Reverendo, al encontrar coincidencia alguna entre Rasputín y el benevolente Doctor.

Ocurre que estoy compilando una serie de personajes tenebrosos y el padrino de Carlos Sacolargo no podía faltar.

Como siempre, nuestro sentimental amigo guarda silencio.

Con respecto a Serrat, creo que el elitismo extremo es vano y contraproducente.

Personalmente, Me gusta lo refinado, pero soy capaz de apreciar lo popular bueno. Bebo champagne, pero aprecio la cerveza; como prosciutto, pero me arrimo un buen tacu-tacu; escucho salsa y también gusto de Mozart o Vivaldi.

No hay oposicion, solo una falsa dicotomía.

Moshe said...

Hay que madrugar, hay que madrugar!

Carlos Orellana said...

No hay gran Serrat, ni gran Cabral, Reverendo. Educar el gusto es difícil, pero necesario. Las letras de este tipo de canciones son muy pobres y la música igual. Hay que escoger entre la excelencia y la mediocridad,entre el gran arte y el arte que es sobre todo entretenimiento. Un autores cultos como Beethoven, Mozart o Strawinski pueden componer estas canciones protestas o huaynos o salsas, pero al revés un Serrat no podría componer una sinfonía. Así de simple. Me asombra que el judío exquisito y elitista guste de Serrat. Debe ser porque aún no lee auténtica poesía, lo que es una verdadera lástima: no sabe lo que se pierde su espíritu. Serrat es para las orejas (aunque no para mis orejas), la poesía es para el espíritu. Uno no puede paralelamente gustar del jamón de jabugo y del queso de chancho. Salvo mejor parecer. Perdonen que exprese mi opinión tan radicalmente. Es malo estar contra todos, pero peor es estar contra uno mismo.
En cuanto a los Rasputin, todos los rasputines son unos gran puta, florecen en la corrupción. Pero más temibles son los genocidas como Stalin, Mao Zedong y Pol Pot, que pasan piola.

Carlos Orellana said...

A ver si el judio se manda un post sobre la Revolución Cultural China y sus muertitos.

Moshe said...

A ver si el judio se manda un post sobre la Revolución Cultural China y sus muertitos.

El polaco promete cumplir con el pedido de COQravines.

Moshe said...

Parece que Carlos Sacolargo es mas elitista que Maria Antonieta misma.

Moshe said...

Uno no puede paralelamente gustar del jamón de jabugo y del queso de chancho.

Una tropelía gastronómica del poeta. El brawn como se llama en inglés es bien considerado por los conocedores. Jamas de la fineza del jabugo, es un embutido muy sabroso y apreciado por ingleses, suizos y alemanes. Acompañado de verduras encurtidas, un poco de "picalilly" o mostaza inglesa y un pan baguette, es algo muy rico.

Insisto: el aprecio por la buena comida popular NO tiene porque ser excluyente con la alta cocina.