18 March 2012

Tsunami

Relato corto recibido del laureado.  Parte de su libro "En Tokio con Petronila".

Con la pluma veraz que lo ha caracterizado la vida entera, acertó al escribir que mi drama ocurrió despues del ritual desayuno con pancito chapla.  La prueba:

Desayuno kosher-andino en Bali

El ingeniero Pederewski observaba desde la suite-pent-house del hotel, con un vaso de vodka en la mano, los dos puntitos rojos del traje de baño de su mujer, sobre el fondo de esa impresionante playa de Bali.  Parpadeó, y luego tuvo frente a él una monstruosa ola que en unos segundos barrió el litoral y se estrelló contra los edificios.  El paisaje desapareció y el sintió que estaba en medio de un remolino de aguas y masas como si fuera un trozo de fruta en una licuadora prendida. Instintivamente se cogió de algo firme. El paisaje volvió a aparecer pero como una boca abierta, la boca del mar tratando de tragarse el mundo.  Se encerró en un closet que temblaba como una caja de cartón en una corriente de agua.  Pensó que necesitaba que el tiempo pasara, el agua no llegaría a cubrir enteramente al edificio de tres pisos.  Pensó por un instante en la próxima esposa que tendría, se arrepintió de haberlo pensado y luego se dijo que su vida cambiaría radicalmente de vuelta a casa.

¡Uy, chucha.  Casi me ahogo, curuju! 

Su mujer, auxiliada por dos conserjes del hotel, lo sacó una hora más tarde del closet del que se negaba a salir.  Le dio las pastillas que había olvidado tomar y luego pidió disculpas a los empleados.

Fue idea de su mujer que se invirtieran los papeles, que él fuera a tomar un baño de mar a la mañana siguiente, mientras ella se quedaba en la suite leyendo y bebiendo un Martini on the rocks.

Ella también vigilaba a su marido, un insecto en el mar de arena.  Siguió leyendo, pero luego escuchó un estruendo y por unos segundos pudo comprobar, aterrada, la gran muralla de 20 metros que avanzaba desde el mar hacia la costa.

2 comments:

Carlos Orellana said...

Es un microcuento serio en el que solo he utilizado tu apellido auténtico, Chuparrata, no el bamba de Pedreschi. Te lo envié para que opinaras sobre él no para que lo publicaras porque todavía es un borrador. O sea, Enderezador, no es joda.

Moshe said...

Cobraré regalias por el uso de ni nombre e impecable reputacion cuando sea publicado. Ahorra para que me pagues bien, poeta.