A pedido del Doctor Chapla va este breve cuento del poeta.
Hola, campeón. Sorpresa. De seguro no me esperabas, no te la olías. Pero aquí estoy, ya vez cómo es la vida, cómo da vueltas, mismo carrusel. Lo sé, lo sé, estás resentido conmigo porque ha pasado un año y recién me aparezco. Cállate mejor, porque ya sé que vas a decir "ingrato de mierda" pero hoy, sabrás, no he venido a escucharte, sino a que me escuches, a que abras esas dos grandes y cochinas orejas. No, no estoy enojado, aunque es una gran concha que después de todo lo que pasó el último año, especialmente con Teresa, pretendas que te venga a ver con una sonrisa. Pero mira, tampoco tengo volteado el hígado. Vengo a verte porque pasaba por este barrio y me dije, "bueno, hay que olvidar los agravios y los daños". Pero, también, te confieso, sentía una gran curiosidad por saber cómo estabas de salud. Óyeme, no es ninguna burla, solo un decir, porque en el fondo hay algo, parecido a una amistad, que nos une desde la infancia, desde que nuestros padres eran vecinos y desde que nos matricularan en el mismo colegio. Fíjate la punta de años que nos conocemos. Desde entonces te gustaba que te llamaran campeón, porque tu abuelo también lo era. Y debo reconocer que tenías algo de auténtico campeón porque no había juego o competencia que no ganaras y encima obtenías las mejores notas. Me cansé de envidiarte, y empecé a ser tu leal admirador. No sólo yo, todo el mundo te imitaba, eras un líder ya y todavía no te masturbabas. A propósito, ¿ te acuerdas cuando estábamos en el cuarto año de primaria y tú introdujiste la paja en el salón? Fuiste tú, quien más podía haberlo hecho, si eras un adelantado en todo y sabías cosas de mayores y según contabas la chola de la casa te había enseñado ya la cuca y eras con tus nueve abriles el único de la clase que sabía cómo eran los genitales femeninos. Eras un héroe, pendejo. Describiste no sé cuantas veces, ¿recuerdas?, una vulva llena de pelos, inventando, además, otras características que a todos nos asombraba. Y después, cómo no acordarme, de toda la plata que te daba tu abuelo como propina y que gastabas como un loco. No eras generoso, te lo digo ahora, que somos mayores, lo que pasa es que eras un despilfarrador, que es cosa distinta. Te tirabas toda tu propina invitándonos pollo en El Rancho o un cebichito en la Panadería Talara, pero no nos vamos a olvidar tus amigos que antes de la invitación nos pedías que realizáramos algunas tareas. ¿Qué no te acuerdas? Nos obligabas a hacer algunas maldades que tú no te atrevías a hacer, como por ejemplo voltear el cilindro de la basura en la calle, coger a correazos a los perros hasta empujarlos a la pista para que los agarren los carros, gritar viva el Apra frente al local de Acción Popular, inflar condones y colgarlos de la puerta principal del colegio. Cómo olvidar que tú nos llevaste por primera vez a Huatica y que cogiste una purgación de la gran seven de puro salado, y que en el colmo de tu insania y maldad parabas dando la mano a todo el mundo luego de agarrarte el pájaro. Hasta la adolescencia no nos dimos cuenta de que siempre estabas traspasando la frontera entre la travesura y lo patológico. Pero te seguíamos como unos borregos porque sin ti la vida era totalmente aburrida. ¿Te acuerdas cuando el viejo loco de tu abuelo te prestó su carro y nos convertimos en gente envidiable? Era un Odsmobile negro, enorme, un carrazo y tú tocabas bocina frente a los cojudos guadalupanos que esperan su ómnibus en Alfonso Ugarte y luego deslumbrábamos a unas costillas del Fanning, en Jesús María. Apenas teníamos diez y seis años y ya había pasado un año de la muerte de tu padre. Eso fue algo que a mí se me ha quedado grabado. Nunca se esclareció la forma como lo asesinaron, pero lo más increíble fue tu reacción. No lloraste en el velorio ni en el entierro y todo el tiempo estuviste aburrido y con una cara de mierda cada vez que tus tías y las amigas de tu familia te estrechaban y te consolaban. Oye, no podré olvidar nunca eso que contaste de una prima tuya que también te abrazó cerca del cadáver de tu padre. Tú dijiste que se te paró porque la hembrita era una ricura y siempre te la quisiste comer. Si no estoy equivocado creo que te aprovechaste de su abrazo y le diste un beso en la nuca de puro bruto. A propósito, en tu familia todos te consideraban una joyita, salvo tu abuelo. Tu abuelo te prestaba su carro, te daba plata, le importaba un pincho que poco a poco te fueras convirtiendo en una suerte de delincuente juvenil. Pero de repente tu aureola de campeón se esfumó y la gente decía "al chico le ha afectado la muerte del padre". El tercero, cuarto y quinto año de secundaria la pasaste con las justas, fueron los únicos años que no sacaste diploma. Pero si ibas mal en los estudios, no pasaba lo mismo en el deporte y en el amor. Te perseguían las mujeres. Tú solo perseguiste a una, a Teresa. Era una chica inteligente, que te rechazaba, pero que poco a poco la fuiste encandilando con tus primeros triunfos como corredor de autos. Hasta que un día quisiste hacerla tuya a la fuerza y te jodiste. Esto de las carreras de autos era una tradición familiar que tú continuaste y que te sirvió para recuperar la corona de campeón. En vez de olvidarte de Teresa, te empecinaste en conseguirla. Lograste ingresar a la Universidad porque querías asombrar a Teresa. En poco tiempo te convertiste en un joven normal cuya única extravagancia eran los coches veloces. Te seguía gustando que te llamaran campeón y algo hizo tu abuelo, pero la prensa empezó a endilgarte ese adjetivo con inusitada generosidad. Pero Teresa no te hacía caso. Terminaste la carrera y pusiste un bufete de abogado, pero Teresa se casó con otro. Te volviste loco y esperaste que saliera el auto con los novios y los cerraste y chocaste y te metieron preso unas horas por manejar borracho y estuviste a punto de aparecer en Ultima Hora, de no ser por tu Papapa. Tu fama se eclipsó por algunos años. Te perdiste un buen tiempo; después murió tu abuelo y te vimos llorar amargamente en el velorio. No pasó mucho tiempo y nuevamente volvimos a saber de ti; esta vez eras un joven y emprendedor empresario, un empresario de éxito. Hay que admitirlo, uno de los ingredientes de ese éxito era el talento. Convertiste el laboratorio farmacéutico de tu abuelo, de un negocio pequeño en una compañía grande y poderosa al asociarte con tu suegro. Claro, nadie se chupa el dedo, no era una casualidad que lograras casarte con la hija del propietario de un laboratorio mayor. No dejaste los autos de carrera y te metiste a la política. No había semana en la que no aparecieras en las columnas de sociales. Cuando el golpe militar del 68 pensamos que tu suerte se había acabado, los milicos hicieron la comunidad industrial y te jodieron a ti y a tu suegro, que además, tenía una hacienda. De un día para el otro tus sueños de riqueza y poder se fueron al agua. Ni laboratorio, ni tierras, ni escaño en el congreso. Pero he aquí que el campeón demuestra que además de pulmones tienen branquias y lograr flotar como un gran corcho. No había pasado un año y ya te habías convertido, ¿lo vas a negar? en un hombre de confianza de los militares. Otros negocios, otros intereses reemplazaron a los antiguos. Seguiste ganando las carreras de autos. Cuando los militares pasaron tú permaneciste, te amarraste de nuevo con otros grandazos. Para ti la historia del Perú no tenía capítulos, pendejo. La gente especuló siempre acerca de ti, decían "el campeón va a comprar un canal de televisión uno de estos días, ya está en tratos con X o Z", "el campeón es solo un testaferro de los gringos" o, algo grave "la plata de el campeón proviene del narcotráfico, es dinero sucio". Siendo, sin embargo, un hombre tan importante, con tantas mujeres a su alrededor, mujeres guapas, nunca olvidaste, conchetumadre, a Teresa, y nunca me perdonaste que yo me haya casado con ella. ¿Y quien te dijo que tú podías tener todos los trofeos del mundo, incluido Teresa? Tú mismo. Nunca te cansaste de esperar ni de rondar, hiciste como que habías dejado eso en el pasado remoto, locuras de juventud. Llegaste a la casa, comiste en nuestra mesa y un día, el más negro de los días desde que te conozco, pudiste meterte en la cabeza de Teresa. Y la hiciste tuya y lograste que nos separáramos. Después la dejaste como todo un campeón. Y pensaste que en la vida seguirían por siempre los triunfos y los trofeos, pero no imaginaste que a la vuelta de la esquina, en la más inocente de las competencias, en una ridícula competencia con los amigos de tu hijo, te iba a dar un simple y cojudo infarto. Ahora vengo a saludarte, campeón, y tú pensarás que soy noble y que por eso te traigo flores. Eres un huevón: éstas que tengo en la mano son unas flores marchitas que recogí de una tumba cercana, son desperdicios que ahora te entrego como el último trofeo que mereces. ¿A quién estarás ahora jodiendo en el Infierno?
14 comments:
Interesante (aunque le falte fineza literaria) cuento de COQimori en el que inserta numerosos rasgos autobiográficos, y en el que puedo reconocer a más de un promo deustuano.
Sin duda, el morocho tiene talento para escribir ficción.
No hago referencia, ni remota, a ningún deustuano, Moshé. No olvides que yo ingresé al Deustua en 1966, al tercer año de secundaria. Venía del Miguel de Cervantes, donde profesaba Pedrito León Atoche, quien me conocía como "Orellanita". Si alguna referencia biográfica hay es la de un condiscipulo de aquella época, muy parecido a "Campeón".
No lo dije en sentido peyorativo, poeta.
No crees no hacer referencia, pero la haces (inconscientemente). Ese es el milagro de la literatura: los personajes hablan por tí. Díselo a GGM, JRR, JLB o a MVLL.
Aclaro "campeón" se parece a un condiscípulo del Miguel de Cervantes del que Pedrito León debe acordarse.
Gracias a Dios yo he he estado en muchos colegios. Empecé en un colegio mormón (Escuela América de la Victoria) y debí terminar en el colegio San Andrés. Pero como yo siempre he odiado las aulas no estudiaba y repetí el año en el cuarto grado. Entonces nos mudamos a Chacra Ríos e hice el 4º y 5º de primaria en el Hipolito Unanue (fiscal) y luego la secundaria hasta 2º en el Miguel de Cervantes. Terminé en el Deustua. He conocido la mar de personajes.
Lo primero, saludar la pluma e imaginación del Poeta, para llevar al cuento, personajes de la vida diaria en esta caso de su Colegio Cervantes y espero que dentro de poco estemos los personajes de Joda Criolla, en otro cuento, material hay de sobra.
Para variar, estoy estupefacto con la arrogancia y aplomo con la que Alan Garcia enfrenta una investigación preliminar por presunto enriquecimiento ilícito. Con toda frescura Alan García reveló que es millonario y que en los últimos 18 meses obtuvo ingresos por tres millones 235 mil nuevos soles como conferencista, escritor, docente y
pensionista. Al final redondeo la faena diciendo 'El ladrón cree a todos de su misma condición y el incapaz que solo se puede vivir estirando la mano al Estado'. Estos ingresos desde el 2011 al 2012, los demostró con documentos en la mano y los interesados en averiguar lo dicho por ALAN tienen las entidades que otorgaron dichos documentos. No queda más, ALAN es otro cuento por su carisma e inteligencia, para lo imposible.
Queda demostrada la eficiencia literaria del laureado poeta con este cuento que he leído con mucho agrado. No sé nada de literatura y sólo puedo calificar una obra como 'me gusta' o 'no me gusta' según mi personal y caprichosa opinión, pero como dijo Rubén Blades en 'Según el color':
Oye y aprende mi filosofía
que no hay más opinión que la mía.
Manolo,, me parece un poco drastica tu critica literaria sobre "Hola Campeon".
Mas fineza le cambiaria el impacto a la narracion, lo que a mi concepto, cumple con el objetivo de transmitir el mensaje y darle al lector un efecto de protagonismo, casi como si uno fuera parte de la historia.
Morocho, si un relato de ficcion no se puede diferenciar de un capitulo de la vida real, ha hecho usted un magnifico trabajo.
La aficion espera ansiosamente mas material de su cosecha.
Como ya sabía, Alan iba a demostrar que no había chanchullo en la compra de su casita, es más ha demostrado que con lo que ha ganado se podía comprar 3 casas más.
A sus enemigos no les ha quedado más remedio que meterse la lengua al bolsillo.
El que tiene plata habla como quiere y se compra lo que se le antoja.
Es cierto lo que dices, Aldo. Lo que intenté decir es que el cuento es muy "criollo" y el autor podría pulir algunas aristas. A mí tambien me gusto.
Aclaro que la peruanidad o el color local no son factores negativos. Basta leer Los gallinazos sin plumas de JRR para convencerse de ello.
Se desato Vittorio, de quien espero su lista de salsas inolvidables.
Carlitros, no pidas en cuento sobre los personajes de Joda Criolla, pues ya me veo, te veo, crucificado como choborra inveterado.
Ya ven somiers de putefilla de Huatica, cuando Zambokan quiere escribe como las propias rosas, a esto debes dedicarte cojinova y no a perseguir curules, asientos o trescientos, peor si los cuchilleros que dicen acompañarte están esperando que te rompas la crisma.
En cuanto a los comentarios de Vitorio, la pregunta no es qué pasó con la economía de cierto político luego del 90, sino antes, ¿ya era millonario, contaba con una buena cartera de clientes, provenía de familia rica?, si eso no fue asi ¿de dónde Vitorio? El reto es aclarar lo anterir al 90, no lo posterior a ese año
Muchas gracias por los comentarios, todos generosos, incluido el de Moshé, que tiene sus gustos.
De la realidad los escritores (incluso yo que pretendo ser uno) toman determinadas anecdotas o incluso aspectos de anécdotas y a partir de esa célula madre hacen algo más grande y complejo.
Hay algunas historias que recuerdo del Deustua que sugieren ideas para historias. Recuerdo que en 3º alguien se tiró unas partes de unos fúsiles (los que se usaban para el desfile escolar y en pre-miitar) y estos elementos (que estaban numerados) terminaron siendo descubiertos en fusiles de guerrilleros. Lo recuerdo nítidamente.
También recuerdo los rumores sobre una relación amorosa entre Zarella, una secretaria, y un personaje de la FEB que estaba en el colegio.
Moshe me pone a buen recaudo cuando afirma "Carlitros, no pidas en cuento sobre los personajes de Joda Criolla, pues ya me veo, te veo, crucificado como choborra inveterado".
El Poeta ya nos dedicó un artículo muy ingenioso en el Blog "Cancha Deustuana", lo hizo con mucha gracia, pero dejaba traslucir su animo de joder y duro, despues que lo habiamos jodido. Me pareció oportuna su reaparicion en JODA Criolla, sinceramente un maestro de la diatriba y los epitetos, matizado con su pregón de PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD.
Se hace querer el Poeta, es un don que tiene.
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