El oporto

Como abstemio convicto y confeso continuo con la serie sobre buenas bebidas. 
Esta vez con una de las debilidades del poeta.  No me refiero a las natachas, sino al oporto.  Un gusto que comparto plenamente.

Es una de las mejores bebidas del mundo.  Su maridaje con queso Stilton junto a galletas de avena o trigo es una maravilla.  Tengo en mi cava algunas botellas de Vintage Port reservadas para ocasiones especiales (como el primer deustuano que venga de visita a Wellington.)  !Anímense!

El vino de Oporto (portugués vinho do Porto), también conocido como oporto o Port, pertenece al género de vinos fortificados que nacieron en los siglos XVI y XVII, como producto de la adición de brandy al vino cuando está en proceso de fermentación, logrando un producto que resistía los cambios de temperatura y humedad del largo trayecto marítimo que el comercio de la época imponía.

Se produce en el Alto Duero en Portugal.  En 1678, Inglaterra y Francia entraron en guerra, ocasionando escasez de vino.  Para enfrentar la escasez, los ingleses recurrieron a los vinos de Portugal, su aliado de tres siglos.   Una versión sobre el origen, dice que en 1678, comerciantes de Liverpool adoptaron la técnica de añadir brandy para interrumpir el proceso de fermentación.  El resultado es un vino con mayor contenido de alcohol (hasta 25 °G.L.), y de sabor más dulce, debido al azúcar remanente.

Su éxito llevó al establecimiento en Portugal de casas vinícolas de origen británico, tales como Graham, Croft, Taylor, Offley, Sandeman, etc.  En el siglo XVIII, había un monopolio británico de facto sobre la producción, que duró hasta la fundación de la Companhia Velha, y marcó el ingreso de los portugueses a la producción y comercialización del oporto.

Se puede beber como aperitivo, como digestivo, y para acompañar postres y quesos fuertes.  Se debe disfrutar a temperatura ambiente.

En setiembre del 2010 tuve la gran suerte de asistir a una cena de degustación con Robert Symington, quien aparece en el video de abajo.  El es miembro de la familia propietaria de Graham's, un productor excepcional.

Fue una ocasión memorable (apenas ocho personas y nueve botellas de oporto de primera calidad alrededor de la mesa.)