4 June 2013

Solo la puntita

Ante el comentario de "Algo Dalván", puntero mentiroso de los 70s, decidí  escribir esta nota que formará parte de mi libro "Hoy me he levantado carretón".


SOLO LA PUNTITA
Dedicado a mi querido condiscípulo Aldo Galván, el más célebre “puntero mentiroso” de los setentas.

   Si hay una frase, una propuesta que resume el  pensamiento, actitud y conducta sexuales de los setentas esa era “solo la puntita”.  ¡Tamaña frase!  Además de propuesta de limitado comercio sexual, era una promesa de sexo no invasivo, de tocamiento indebido, pero no lo suficientemente indebido.  Era, en otras palabras acercar el bálano o glande a la puerta magnífica, a la vulva, un breve y timorato rozamiento, un frotar ansioso y luego tocar a retirada, ya más que satisfecho con haber llegado a una intimidad razonable y razonada.  ¿Qué más se podía pedir u obtener?  Ellas no podían conceder más, a riesgo de perder la virginidad, o si la hubieran perdido, quedar como se decía entonces, “en bolero”, embarazada, encinta, preñada.

   ¿Pero quién puede medir la pasión de los jóvenes?  Hay que estar loco, ser cura o católico ultramontano para pensar que la pasión, la sangre pueden administrarse como  administra  un químico los mililitros o miligramos a la hora de preparar una fórmula.  No había manera de calcular cuántos centímetros podía acercarse el animal masculino a la entrada de la cueva femenina, ni manera ni voluntad.  La fiera eréctil era osada y no calculaba centímetros ni milímetros, y era atraída magnéticamente por esa cueva de insondable belleza y arcano.  De modo que la “puntita” se aventuraba más allá de lo conveniente, con la poco precavida complicidad de quien la atraía con gemidos que eran indudables cantos de sirena.  Porque aquí dejemos de ser machistas a nuestro costo, que es alto en este caso.

    No se trataba de una simple propuesta masculina, sino de una concertación de la pareja que sentía que debía conocerse más.  Y aquí debemos empezar por dejarnos no solo de mojigaterías, sino de cojudeces, para hablar un lenguaje de lo más franco y crudo.  ¿Qué  impide que una joven pareja que se conoce un tiempo razonable no termine copulando como un par de sanos animales?   Pues, simplemente la sociedad, las normas y costumbres, las represiones.  El curso natural nos llevará a la cópula, más temprano que tarde, pero sabemos que a menudo ocurre al revés y que nos demoramos, en realidad contra Natura.  

   El joven quiere penetrar en el recinto y la joven quiere ser visitada por el macho.  La sociedad machista convierte al joven en ente activo y a la mujer en un ente pasivo y concesivo.  El quiere, ella no, o no tanto. Mentira.  Ambos quieren unirse, compenetrarse a través del pene.  Ella fingirá que no quiere y que lo hace porque él insiste, porque puede dejarla por otra chica más fácil o concesiva, o por la razón que fuere. Mentira.  Ella sí quería.  Decía no, pero en realidad deseaba decir sí de un modo bastante enfático.  Bueno, teniendo en cuenta la atmósfera mental que rodeaba a todo pareja en los setentas es posible que un sí demasiado evidente y rápido hubiera desconcertado al chico, que no estaba sino preparado para un no, para hacer la lucha y convencer a la chica, representante de una familia conservadora.  De escuchar un sí sincero y aplomado habría pensado que estaba frente a una fulana a la que no le era difícil abrir las piernas.  Así las cosas cada cual hacía su papel y todo marchaba bien.  

    Así eran los setentas. Cuarenta años después ya no se puede decir lo mismo.  Las muchachas, especialmente las colegialas, han expropiado el lenguaje coprolálico de los  muchachos, hablan más lisuras que ellos.  Una chica le dice a otra “¿estás huevona?” o  ¿qué chucha te pasa?”, de modo que estamos en un mundo distinto.  En ese mundo la llamada “ruleta rusa”, práctica orgiástica de los adolescentes latinoamericanos de la segunda década del siglo XXI, nos llena de pavor a los abuelitos de los setentas.  ¡Qué carajo, el mundo cambia!  Además cambia en el sentido de nuestros errores y aciertos.  Pero volvamos a los pacíficos setentas.

   Efectivamente nuestra propuesta era un sexo limitado que es mejor que nada, pero en el trajín lúbrico las limitaciones se iban al cacho y una terminaba de ensartar a la costilla con todas las consecuencias previsibles.  Ellas, por supuesto, aceptaban la puntita, no solo como una cuota inicial, sino como un posible "paso al más allá”.  ¡Qué problemas que traía la puntita!  Nunca el balano fue más decisivo en la vida cultural de nuestro tiempo.  La puntita terminaba siendo la promesa más incumplida, el timo más grande, un embeleco mutuo y escandaloso.


   La vida sexual de las muchachas  se iniciada como una promesa de la vida  peruana.  La primera relación era un adelanto, una operación de periscopio.  Luego venía una serie de réplicas que solo nos acercaban al día en que la puntita perdía la razón, enloquecía, se volvía un kamikaze y se suicidaba contra su objetivo.

    La situación post puntita dependía de las parejas.  “¿Qué hemos hecho?”  “Te dije que no entraras.” “Ya la fregaste.”  “No importa, mi amor, si nos amamos.”  “ Voy a lavarme inmediatamente, ruega que no salga encinta.”  “¿Por qué me hiciste esto?”  “Al fin te decidiste, ya me tenías aburrida.”  “La puntita era mejor, no he sentido nada.”

   Como los espermatozoides se manejan por su cuenta y no te preguntan ¿a qué hora salimos?, pueden haber sorpresas desagradables. Conocí más de un caso en que las puntitas, el selepusealaentraditanomás, terminó feo, es decir con un niño con la cara del padre, cara de asustado. Los espermatozoides pendejos están en el fluido seminal, cual sapazos, y de nada valió la puntita, la chica salió encinta.  

21 comments:

Moshe said...

Habemus obscenae scriptor.

Mario Pablo said...

Sabio silencio de zamburre en un asunto intrascendente y completo acierto al publicar su cuento sobre la "puntita", Crolín cuando quiere olvida sus mañas y nos regala descripciones piolas

Moshe said...

COQcarbón es tan vivo como las moscas, pero cuando le conviene se nos hace el gilberto, olvidadizo y delicado.

Camaradas deustuanos, los invoco a que soltemos un lagrimón por el santón oriental. Que Jehová lo proteja de la maldad e injusticia.

Coquín said...

No es un cuento, es una prosa que está en borrador (perdonen los errores de los que ya me percate). Y pensemos bien antes de calificar a este asunto ( que a traido a mientes el puntero Algo Dalván) de intrascendente. No solo porque se refiere en concreto a la cultura sexual de nuestra generación, sino porque gran parte de toda una generación nació del descuido (léase de la puntita). Al referirse el Dr. Monkey, con la agudeza que en él es habitual, a esta práctica nos presentó la punta de un iceberg. Y no puede desdeñar el hecho histórico de que el en la circunscripción de Pueblo Libre y anexos haya sido durante los 70s y 80s el adalid, el líder, el macho alfa que más acercó la puntita a su objetivo. Siendo como es, un maestro del punteo en los parques, los buses o el propio lecho, no dejó nunca un proceso inflacionario en el camino. ¡Maestro de maestros! De haber fallado Aldgo Dalván hoy sería el padre de quinientos peruanos más.

Moshe said...

Este es un ataque artero a la impecable reputación del prensil Aldo.

Coquín said...

¿Cuál reputación? La única reputación es la de puntero mentiroso. A Algo Dalván tuvieron que hacerle en USA un injerto de rodilla en la punta del nabo por el desgaste que le había producido el punteo desmedido al glande toda su época de foraja en los 70s y 80s. Las hembritas llegaron a decirle "El mocho".

Coquín said...

Todos los días usaba doble suspensor para evitar que lo boten de los buses por froteur. El hombre se veía con paralítico a cada rato. Sufría de priapismo crónico o arrechura galopante. Ahora es una mansa paloma y claro, que se puede hacer con un pedazo de rodilla.

Aldo said...

Entre amigos o entre buitres ?

En esta ultima nota, COQBAMA sin ayuda de huaycos me ha dado una embarrada alevosa, a sabiendas que este blog se lee en Benghazi, Yokohama, Timbuktu, y el resto del globo.

Lo mas jodido, es que el grone me puso en vitrina con nombre y apellido, algo que contradice lo que predica, y donde me atribuye incursiones en parques, buses, por un poco no menciono en cabinas telefonicas.






Moshe said...

Ese último comentario injurioso de COQfelipillo debería merecer un juicio de libelo. Prepárese, Doctor Chapla.

¿Desmentirá la calumnia el amazónico residente en Virginia?

Moshe said...

Este humilde hebreo, siempre atento a los pedidos de sus amigos, puede, si se lo piden, borrrar el nombre del loretano, pues como bien afirma Joda Criolla se lee en D.C., Moscú, Londres, Caracas y la Diroes.

Maquisapa, como COQcapone, está obligado a cuidar su limpia hoja de servicios.

Coquín said...

También en cabinas telefónicas, mi querido Algo Dalván. ¿Te acuerdas de esa cabina telefónica horizontal que encontraron en la intersección de Sucre y Bolívar? Testigos confiables vieron en 1978 a un flaco con brazos largos, melena, nariz partida y una carpa que parecía de circo perejil, introducirse en la cabina con una flaca y luego la cosa se vino abajo por forcejeo brutal en su interior. El puntero mentiroso salió huyendo, pero con el tiempo se convirtió en una leyenda urbana.

Coquín said...

La mención a AG fue un descuido.Te ruego, tía venenosa, que lo borres. No vaya a ser que alguien de Pueblo Libre se entere que el Puntero Mentiroso se halla escondido en Nueva Inglaterra, escondido como un criminal nazi. El terror de los clítoris es aún intensamente buscado por Interpol y su división de delitos sexuales, Sexopol.

Moshe said...

Fuiiira COQmalero, periodista calumniador.

Coquín said...

Gracias por llamarme periodista, mejor dime basura. ¿Así tratas a tus condiscípulos?

Moshe said...

Podría ser peor, podría llamarte fujimorista recalcitrante. Ataaaaja.

Aldo said...

Después de la descabellada nota de COQuijote de la Mancha (version bien manchada), mi futuro es incierto, todo apunta a que terminare durmiendo en la casa de mi mascota.
No hay de otra, el embetunado poeta me dejado como palo de gallinero dando razones suficientes para que la patrona me ponga en cuarentena.

Lo más jodido esta por llegar, los fines de semana, donde a manera de escapada nos vamos a Delaware (Bethany Beach) a respirar y disfrutar de la brisa marina (aproximadamente 3 horas de viaje), y donde mi jermu se jaranea leyendo las notas del blog).
A ver si Mandrake se hecha uno de sus increíbles trucos, y me saca de esta.

Mario Pablo said...

Bueno pues, el castigo será solemne y categórico, Maqui quedará tres años sin bananos y trapecio en su azotea; la maleta ha sido tan brava, su cuasi condición de puntero mentiroso lo ha hecho caer de bruces, dejándol expedito para que su ñori le aplique un cañonazo en el quetejedi. Sus entrañables personajes Cachirulo y Copetón, en especial Cachirulo, visitaran sus noches de insomnio y sus pesadillas. Adelánteme prensil compra varias javas de plátano y escóndelas en el sótano de tu jato

Coquín said...

Esta bien, pero no me llames periodista o en vez de ingeniero industrial te llamaré técnico industrial.

Coquín said...

Monkey: Mati sabe que tu pasado es tan oscuro como la parte central de un túnel, pero que conforme han pasado los años te has ido haciendo el cojudo y de tanto insistir tienes ya cara de beato. Estas iluminado¡La fuerza de la perseverancia! Además ella, que te conoce más que nosotros, sabe qué eres un buen mono. Lo pasado, pasado.

Coquín said...

En vista de la apurada situación en la que he puesto a Algo Dalván con mi crónica "Solo la puntita" estoy evaluando una autocensura y no publicar la anunciada crónica "El forajido de El Escarabajo".

Moshe said...

Saca, saca COQbrito. Solo un chivato como tunas, que tiene miedo a su sombra (y oscura pluma), puede negarse a publicar esa cronica escarabajiana.
Déjate de temores imaginarios y publica, COQsilvio.