9 May 2013

Los Caviares

Otra exclusiva y anónima colaboración.  Los Caviares según Conejo Viejo.

El discurso caviar

Mario Vargas Llosa hace, en el capítulo XIV de El Pez en el Agua (titulado "El intelectual barato") una perfecta descripción de lo que podríamos definir como un izquierdista caviar.


Primero, menciona que entre los intelectuales progresistas "abundaban el bribonzuelo, el sinverguenza, el impostor y el pícaro".  Después crítica su inconsecuencia al desmentir "con sus acciones privadas lo que promovían con tanta convicción en sus escritos y actuaciones políticas".

Acto seguido, Vargas Llosa menciona la hipocresía de los que son antiimperialistas a través de sus artículos, ensayos, clases y conferencias y que sin embargo "habían solicitado, recibido y muchos literalmente vivido de becas, ayudas, bolsas de viaje, comisiones y encargos especiales de fundaciones estadounidenses" y que fueron "alimentados por la Guggenheim Foundation, la Tinker Foundation, la Mellon Foundation, la Rockefeller Foundation" entre otras.  Después critica a los que se injertaron como profesores de esas universidades en aquel país al que tanto criticaban en sus escritos.

En las páginas siguientes afirma que "no es accidental que, en los últimos treinta o cuarenta años, el Perú no haya producido en el dominio del pensamiento casi nada digno de memoria, y, si, en cambio, un gigantesco basural de palabrería populista, socialista y marxista sin contacto con la realidad de los problemas peruanos" y que en la vida cultural del Perú las consecuencias han sido peores debido a que esos mismos intelectuales progresistas habían tomado el control de "las universidades y los colegios nacionales y muchos privados, los institutos y centros de investigación, las revistas, los suplementos y publicaciones culturales, y, por supuesto los textos escolares."

Más adelante escribe respecto al monopolio progresista de la cultura: "Prácticamente no había manera de que un intelectual de un país como el Perú pudiera trabajar, ganarse la vida, publicar, en cierta forma vivir como intelectual, sin adoptar gestos revolucionarios, rendir pleitesía a la ideología socialista y demostrar, en sus acciones públicas - sus escritos y su actuación cívica - que formaba parte de la izquierda."

Vargas Llosa menciona que los intelectuales "tuvieron tanta responsabilidad como los militares en lo ocurrido en Perú en aquellos años, sobre todo en los primeros siete - 1968 a 1975, los del general Velasco - en los que se adoptaron todas las soluciones equivocadas para los grandes problemas nacionales agravándolos y precipitando al Perú en una ruina a la que Alan García daría la última vuelta de tuerca."

Estos intelectuales marxistas en palabras del escritor "Aplaudieron la destrucción del sistema democrático, que, por defectuoso e ineficiente que fuera, permitía el pluralismo político, la crítica, la vida sindical y el ejercicio de la libertad.  Y, con el argumento que las libertades "formales" eran la máscara de la explotación, justificaron que se prohibieran los partidos políticos, que no hubiera elecciones, que se confiscaran las tierras y se las colectivizara, que se nacionalizaran y estatizaran centenares de empresas, que se suprimiera la libertad de prensa y el derecho de crítica, que se institucionalizara la censura, que se expropiaran todos los canales de televisión, los diarios y gran número de estaciones de radio, que se diera una ley para avasallar el Poder Judicial y ponerlo al servicio del Ejecutivo, que se encarcelara y deportara a cientos de peruanos y se asesinara a unos cuantos."

A continuación, Vargas Llosa brinda fuertes críticas a periodistas con nombres propios: "El más exquisito producto que el periodismo estercolero haya forjado en el Perú: Guillermo Thorndike" , asimismo habla de "Escribidores resentidos e intrigrantes como Miko Lauer, Raul Vargas, Tomás Escajadillo y aún cosas peores".


Sobre el Diario La República, el novelista dice que es "otra manifestación eximia de la cloaca hecha prensa". (Nota: es irónico que nuestro nobel actualmente esté escribiendo en la cloaca...)

La fuente citada es el "Pez en el Agua" del Mario Vargas Llosa, publicado en 1993 por la editorial Punto de Lectura.

2 comments:

Moshe said...

Muy bueno. Escrito con agudez y pluma crítica.

Mario Pablo said...

Me imagino que todos estaremos de acuerdo que el comportamiento de un político debe juzgarse por sus actuaciones con respecto al Estado y al Poder, sea para mantenerlo o conseguirlo, hacer política es dedicarse las 24 horas a producir ideología, programa y organización, cualquier otra actividad, como la de ordeñar el presupuesto público y calentar la butaca de burócrata o maltratar el micrófono estatal, aunque se la presente como "hacer política" no es más que politiquería barata. Las sinuosidades y disfuerzos de los intelectuales, sus inconsistencias son poco interesantes y felizmente no deciden el destino del mundo, como si son enormes los estropicios de los "iluminados" metidos a políticos. A Vargas LLosa se lo toma o aprecia de manera integral, su creación literaria y su opinión política no pueden escindirse aunque si evaluarse diferenciadamente.