5 May 2013

El Angel de la Guarda

Cortesía del poeta.


El Angel de la Guarda
Carlos Orellana

     Un día el negro Malaquías volteó de improviso, movido por un sexto sentido,  y descubrió que un sujeto muy parecido a él lo miraba fijamente. Era una mirada mansa, de borrego cebado, y el negro en vez de enojarse siguió caminando hasta llegar a la bodega de su compadre Fermín. Allí, entre chanzas y cortos se le escapó la tarde.

     La espesa, cálida noche estival  se tragaba sus pasos tambaleantes. Cada cuarto de hora pasaba un camión o una camioneta en dirección a Lunahuaná y Malaquías, al borde de la carretera, lanzaba o saludos o improperios a los choferes.

     Uno de esos vehículos, al que faltaba un faro, se acercaba a toda velocidad sin distinguir la humanidad ebria de Malaquías. Fue entonces cuando el tipo ese que había visto al mediodía caminar detrás de él por un buen rato, y que estaba seguro había seguido viendo en la tarde, apareció de repente y lo lanzó fuera de la pista. Allí quedó el negro hasta que el amanecer, con lengua fría, lo despertó.

     Su mujer refunfuñaba mientras le servía una humeante sopa de pallares verdes; los negritos jugaban con él y le lanzaban pepas de pacae sin importarle la voz de la madre que les ordenaba salir fuera de la casa, para poder cantarle cuatro verdades al negro sinvergüenza de su padre.

     Malaquías no terminó la sopa y se fue dando un portazo. Estiró los brazos, alegre, mientras caminaba en dirección a la casa de una de sus queridas. Su temprana satisfacción se quebró cuando después de palparse repetidas veces cayó en cuenta que el fajo de billetes que cargaba en uno de sus bolsillos se había hecho humo.

     "Ya me bosiqueó esa nera e miera", dijo para sí. Luego algo muy interior lo conminó a voltear la cabeza: !Miera, otra ve el sueto ese".

     Atrás, con las manos en los bolsillos y pateando distraídamente piedrecillas venía el tipo que se empecinaba en seguirle los pasos. La sangre, ya calentada previamente por su mujer, le subió rápidamente a Malaquías a la cabeza y ésta fue por momentos una extraña berenjena.

      Malaquías se paró y empezó a balancear el cuerpo como cuando perdía la paciencia. El individuo se topó con él frente a frente. 

     -Carajo, ya va do día que me va siguiendo. ¿Qué chucha quiere?"- le increpó al sorprendido sujeto.

     Era domingo por la tarde y las familias descansaban. El sol se aprestaba a dormir también plácidamente sobre la quebrada.

     -Oe tú, carajo, ¿ere roquete? ¿Qué me sigue a todo lao?".

     El tipo era de su talla y no se amilanó: "Oe tú, nego bocasucia, inorante, ¿sabe con quién estás habando?".

     Malaquías lo midió: el otro negro era de su vuelo, pero por sus ademanes y contextura no podía ser gallito para él.

     -Mira neguito, yo estoy habando con un cagón de miera.

    Dicho eso Malaquías se preparó para romperle la jeta de un cabezazo a su retador, pero algo lo paralizó: el fulano no asumió ninguna actitud hostil. Siendo joven como él lo miró con ojos ancianos, muy calmados, como los ojos de su tío abuelo que tenía como 110 años y que cuando te miraba te cubría de vejez. Mirada rara que lo asustó. El tipo sin embargo, salió con una cosa más extraña aún.

     -Oye nego majadero, bellaco, yo so tu ánge de la gualda, pa que te lo sepa.

     Malaquías no pudo despegarse del sujeto, así que dejó que lo siguiera por todas partes. Fue testigo de sus frecuentes borracheras y de sus escandalosas encamadas con distintas negras y zambas. Incluso llegó a considerarlo útil pues, cuando se le pasaba la mano con la mistela, el arrope o el pisco siempre alguien -quien sino- lo depositaba en la puerta de su casa.     

      Malaquías se acostumbró tanto a la presencia de su perseguidor que volteaba a menudo la cabeza y lo saludaba con sorna.

     Su malacrianza llegaba a veces a extremos: al salir de la casa de sus mujeres le hacía gestos obscenos; en otras ocasiones se marchaba de los lugares donde bebía sin pagar la cuenta y el ángel tenía que cubrirla sin chistar. Pero hasta a los ángeles  se les acababa la paciencia. Y a éste se le acabó.

     Un día Malaquías volteó la cara para hacerle una broma de pésimo gusto y se dio cuenta que el ángel no estaba. Bueno "al fin se fue ese cojudo", dijo para sí.

     Su tranquilidad, sin  embargo, le duró muy poco. Caminando por una tapia al mediodía se dio cuenta que su largo cuerpo no hacía sombra.

     "Ni miera de sombra", le confesó a su compadre el bodeguero. Este lo tomó como una expansión de borracho y no le hizo caso. Pero Malaquías obsesionado por este insólito hecho desesperó. Súbitamente dejó de beber, no correteó más negra que la que tenía en casa y hasta empezó a entregar su sobre de pago completito, selladito, a la señora, antes de que ésta, como de costumbre, lo confiscara, o, en caso contrario, desapareciera en juergas y féminas. Hizo más: sacaba sábados y domingos a los chicos a pasear, pero antes asistía por las mañanas, a la misa.  Pero el ángel de la guarda no aparecía. Malaquías lo buscó por todas partes, indagó por los pueblos cercanos hasta Pacarán, se metió a la trastienda de la bodega de su compadre, revisó debajo de su cama pero el ángel de miércoles no aparecía.

     Pronto las esposas y suegras empezaron a poner como ejemplo de marido a Malaquías y todos los negros desde Lunahuaná a  San Luis a reírse del negro.

     Malaquías terminó por darse cuenta un día en que descansaba sobre una tapia, comiendo ciruelo, que esa era la estrategia de Dios: tenerlo entretenido buscando al ángel para que no pudiera corretear a las negras. "Bien sabido e Diosito", se dijo y sonrió.

     Después, repentinamente repuesto, fue a la bodega de su compadre y pidió una mulita de pisco, sólo una mulita. Hacía buen fresco en la campiña, el algodón estaba listo para la cosecha y Malaquías se sintió dichoso con el maravilloso alcohol que sus venas apenas recordaban.

     Con un poquitín de pisco empezó a pensar en tirarse a la negra Domitila que vivía por allí nomás. "Me la tiro, pero no me quedo a domí".

     Y así fue: Malaquías salió y entró como un conejo, rápido, y no como el chancho que se queda dormido después de la cuestión. Mas tarde le contaría a Fermín que por tentar nomás volteó la cabeza, después de salir de la casa de la hembra, y descubrió asombradísimo, que, nuevamente, el ángel pendejo lo estaba siguiendo. Peor todavía: el jijuna le guiñó el ojo.

10 comments:

Moshe said...

Buen cuento del rey del cuento. Me parece que es autobiográfico.

Mario Pablo said...

Más allá de la ficción, en el Perú todavía podemos reconstruir el pasado recurriendo a fuentes acreditadas, una de ellas son, como dije a propósito de la entrada anterior, los vladivideos, publicados y transcritos, las imágenes y el audio que éstos presentan son fracamente lapidarios

Coquin said...

Como ya no estamos en el post de Valle Riestra, me permito opinar.
1.No debemos olvidar que JVR ha defendido (con éxito) al maoísta Olaechea (el canciller de SL), a Antauro Humala y muchos otros, pero jamás a narcotraficantes y corruptos, que yo sepa. De modo que autoridad moral, tiene.
2.El que se haya conocido los vladivideos, con toda la podredumbre moral que contiene este material, no es obra del azar. Pudieron destruirse, pero no ocurrió así. Habría que tener en cuenta eso.
3.En base a la existencia de los vladivideos se ha afirmado hasta la saciedad que el régimen de Fujimori fue el más corrupto de la historia del Perú. Para eso habría, logicamente, que establecer comparaciones estrictamente confiables, un estudio histórico de lo más complejo.
4. La afirmación tiene una evidente carga política y no se sustenta en ningún ejercicio comparativo, por lo que puede deducirse que los regímenes anteriores fueron menos corruptos o impolutos simplemente porque no existen pruebas tan concluyentes como los vladivideos.
5. Es decir, si no se puede probar que durante el segundo belaundismo o el primer y segundo alanato hubo igual o mayor corrupción, no la hubo. Y esto tiene lógica si nos atenemos a un principio del Derecho que nos dice que debemos atenernos a los hechos.
6.Sin embargo al régimen de Fujimori, y al propio Fujimori, se le juzga con distinto rasero.
7. Todo el mundo sospecha que algunos belaundistas del 63-68,los militares del 68, García, Toledo, se enriquecieron a costa del Estado, pero no hay pruebas o hay pruebas y simplemente no pasa nada. En cambio no se encuentra una sola cuenta de Fujimori en el exterior, pero no hay duda de que es el más grande corrupto y ladrón.
8.Belaunde mandaba al tacho de la basura los informes de Amnesty Internacional según propia confesión, y además durante su segundo gobierno se asesinaron campesinos en masa. El no sabía nada.

Coquin said...

Alan García es acusado de perpetrar la masacre de los penales, cientos de muertos y Vargas Llosa en 1986 escribe un artículo lapidario llamado "Montaña de cadáveres", pero no pasa nada. Incluso ambos colaboran para defender la democracia. García como Belaunde no saben nada de las masacres de miles. Incluso García declara alguna vez: ¿Cómo voy a estar al tanto de 5,000 operaciones antiterroristas durante mi gobierno (el segundo)?
Pero Fujimori es un asesino porque dicen que escucharon que ordenó y por que él decía que estaba al tanto de todo.

Coquin said...

Hace unos días como ustedes deben de saber hubo un altercado en un supermercado entre unas mujeres peruanas y el embajador de Ecuador. El diplomático cometió el error de no medirse y las agarró a periodicazos y dicen que lanzó patadas a las damas. Como fuere, el asunto es que he escuchado varias veces a periodistas y políticos antifujimoristas decir: "cómo puede ser posible que la relación con Ecuador, que tanto nos ha costado, se eche a perder por 100 gramos de jamonada de pavo".
Qué cinismo. ¿A quién le ha costado? ¿A la clase política peruana? Izquierda y derecha se opusieron a cualquier arreglo por mezquindad y mediocridad, por incapacidad para resolver es y otros problemas nacionales. Si hay paz y límites establecidos con Ecuador es por Fujimori. Y claro en el mundo real triunfo casi siempre la apariencia y aparentemente hay "grandes hombres" como Pérez de Cuéllar y Toledo que en el 10 aniversario de la firma del acuerdo de paz noi mencionaron al arquitectpo de la pa<z peruano-ecuatoriana. Esa es la verdad: farsa, cinismo, odio de hombres pequeños, de resentidos, de fracasados políticos.

Carlos Orellana said...

Fuere cual fuere la verdad en torno a Fujimori, la mayoría de los que lo atacan sin descanso, con un odio que les envenena el alma, la razón de tal inquina no es la justicia ni el amor y defensa del país. ¿Por que se engañan a si mismos? Odia a Fujimori todo aquel que ha perdido algo con su gobierno. La mayoría de los 200,000 empleados públicos que colocó Alan García antes de irse en 1990 odian a muerte al "japonés". El compañero Alan les había asegurado estabilidad laboral y este maldito los botó. ¿Acaso él paga las planillas estatales con su plata? Muchos burocratas altos y medianos resultaron afectados justa o injustamente y también lo detestan. ¿Y cómo no lo van a odiar con odio irracional los policastros que vieron frustrada su carrera política el 90? Todos esos péricos que creen que la oratoria mediocre, la demagogia más ramplona, es la base de la política se quedaron sin curul.
Finalmente: no es la primera vez que esto ocurre. A Fujimori no lo van a juzgar los petimetres, sino la Historia, con mayúscula. Hay que esperar. A o mejor estoy absolutamente equivocado, de la A a la Z, pero espero escuchar el juicio de quienes juzgan con la razón, y no del odio del hombre pequeño.

Coquin said...

Cita del fragmento de un artículo publicado en Perú 21
"Jamás le perdonarán a Fujimori haber convertido a la Presidencia
de la República en la gran gerencia general de un país
que no merece gobernantes de adorno. Ni tampoco que se haya
negado a hacer concesiones al terrorismo, desprestigiando de
esta manera a toda una clase política que se llenaba la boca
hablando de democracia, pero que fue visiblemente incapaz de
defender al Estado de Derecho amenazado por el totalitarismo.
Y por cierto jamás le podrán perdonar estos nietos y bisnietos
de la República Aristocrática, el que haya sido él, un «chino», el
que haya terminado de cerrar las fronteras del Perú.
Decía Ricardo Palma, el gran tradicionista, y padre de
Clemente, que para sentirse grandes, sus enemigos buscaban
que empequeñecerlo. No otra cosa hacen con Fujimori estos
pequeños adversarios."

Moshe said...

Ante la incontrovertible verdad, sublimemente expresada por COQgoebbels, la embajada de Polonia en NZ ha pedido al Papa Francisco su inmediata canonización como San Yuca.
Al Ponja lo que es del Ponja.

Aldo said...

Navegantes sin brujula, aeroplanos sin radar, que sacamos escarbando lo pasado, sea bueno, malo, denigrante, o magnificente, no vamos a cambiar la historia, esta ya esta escrita y depende de cada uno como la interpreta.

En cuanto a la historia del Angel de la Guarda, una vez mas la pluma de Pablo Negruda o Amado Nervio, quien con su exquisita narracion nos lleva de la mano al lugar de los acontecimientos, a aquel Zaguan, donde Malaquias es el protagonista.

Buena Laureado, ojala siga soltando sus pinceladas mas frecuentemente para beneplacito de sus lectores.

Moshe said...

Pinceladas, casi brochazos, son las que suelta todos los días al subirse al níspero.