5 May 2012

LOS INCREIBLES DISFRACES DE PEDEREWSKI: PRIMERA PARTE

Moshé Yehude Pederewski Montevich es el hombre de Inteligencia perfecto, el espía consumado, el agente ideal. Ha cuidado maniáticamente todo detalle para que nos traguemos el cuento de que es un ingeniero de origen peruano emigrado a Nueva Zelanda, un ex funcionario de la transnacional IBM y un simple jubilado que combate el aburrimiento con vodka de papa , partidas de ajedrez y la administración de un inocente blog que congrega a sus ex condiscípulos de la Secundaria de Lima, gente ya mayor como él. Para darle ese toque maestro de perfección, bromea y dice que es agente de la Mossad. Ja,ja,ja. Pero Moshé Yehude trabaja para los servicios de Inteligencia israelíes desde antes de 1990; fue captado en La Florida, en una de las tantas vacaciones a esa Miami tomada por los cubanos que tanto dice detestar. Desde entonces es un espía de alto vuelo que viaja por el mundo con su cara de cojudo y su afición por el buen trago y la buena mesa. Yehude ha logrado en los últimos 20 años adquirir un respetable conocimiento sobre gastronomía gourmet y enología y pasea sus conocimientos por los más fichos centros del turismo mundial. Todo a cuenta de Tel Aviv. Otro toque de maestría singular es su afiliación, en Wellington, a un delirante y disparatado grupo libertario llamado Libertarianz. Este grupete, que ha estado varias veces a punto de disolverse por falta de quórum para jugar ajedrez en el “local partidario” es mantenido como careta por Pederewski. El paga la cuenta del céntrico local y de todos sus servicios básicos, él trajo los cuadros de Margaret Tatcher y Mario Vargas Llosa que cuelgan en su “salón de actos”, él compra la comida del gato techero que un día se quedó a vivir en el local y que después de Yehude parece ser el más entusiasta libertario. Sin embargo ninguna de estas costosas excentricidades supera al hecho de que Moshé Yehude haya contratado un equipo de maquilladores de la TV de NZ (y de un spa wellingtoniano) para que lo ayuden en los disfraces que usa para sus misiones fuera del país. Porque Pederewski se disfraza de modo magistral para infiltrar peligrosos ambientes. Aquí daremos cuenta de los disfraces que ha usado hasta ahora, todo por fina cortesía de los servicios de inteligencia de una nación sudamericana. Finalmente: en el viaje que ha emprendido por el Sudeste Asiático en compañía de su esposa esta vez no ha podido usar disfraz alguno porque cuando se le ocurrió hacerlo la señora le zampó un cocacho que le hizo desistir. Entonces el genial espía reflexionó: “¿Y por qué no voy esta vez con el cacharro maltratado que tengo, con más canela que hace un año? Nadie me va reconocer, ya que yo siempre uso disfraz”, pensó el astuto agente de la Mossad. 1.El judío de Miami Beach. Cuando viaja a EEUU Pederewski se disfraza de rabino, de judío ortodoxo. Su ingreso a EEUU es, a menudo, Miami; allí tiene que tomar contacto con la Gusanería Cubana que trabaja con la Mossad. 2.El Sr. Huevín. En Londres, ciudad que le sirve de entrada a Europa, Moshé Yehude, utiliza un estrafalario disfraz: el del anunciador callejero de un local de ventas de panqueques y omelets llamado Mr. Egg. 3.Si tiene que trasladarse a Washington deja el disfraz de jacoibo y se transforma en Aldo Galván, un viejo compañero de la Secundaria. Incluso alguna vez lo suplantó frente a otro compañero (tal como aparece en la foto): COQ quien no veía a Aldo desde hacía más de 40 años. Un toque histriónico magistral del superagente. 4.Si llega a Sudamérica siempre ingresa por su natal Lima, la melancolía y la nostalgia lo atrapan. Aquí se disfraza de otro compañero de la Secundaria, un tal Alberto Vargas. Así, con esta personalidad, recorre la capital peruana, se hospeda cerca de Chama, visita mercados para comer la mugrienta sopa de cabeza de carnero que no soporta, en un ejercicio de estoicismo que lo disciplina.

6 comments:

cvalqui said...

En la foto del "Niño Viejo" Vargas, lo observo con pinta de dipsomano, pagado de su suerte y viviendo su fantasía de omnipresente, trasportado en su nube de alcohol.

En la otra foto observo al inigualable Maqui Galvan, regordete, bonachón y pura vida, pareciera que dijera "la vida es una canción"

Al lado, tiene al compungido, melancólico y triste Poeta, en una toma que da muestra de este estado animico. Reitero es una apreciación de las fotos.

Carlos Orellana said...

No es Niño Viejo, sino el disfraz magistral de Yehude.En el spa de Gisela le fabricaron esa mirada de carnero degollado y la pinta de choborra no fue necesario copiarla.
En el caso de la imitación de Maqui solo se necesiaron unos makarios y unas gomas para aparentar los cachetes de marrana flaca del original.

Moshe said...

Las calumnias del defensor de satrapas, el inefable COQravines, seran combatidas a plenitud apenas regrese a Wellington. Escribo estas lineas desde el aeropuerto de Sydney tras un copioso desayuno rociado con tres bloody marys dobles (co0n Belvedere).

Moshe said...

En la foto aparece compungido porque no se veia con armando y estaba esperando que Aldo se fuera para poder tomar su dosis nocturna de diamante azul. Notese la mano en el bolsillo, signo de consumado onanista.

cvalqui said...

Poeta en esa toma porque? ese estado triste, alicaido, mustio.

En todas las tomas anteriores, lo aprecié "manager" de las situaciones, la pelota está en su cancha. Será que el paso de los años le estan pasando la factura en detrimento de su organismo, esto es natural.

Carlos Orellana said...

Acaba de sospechar que este Algo Galván no parecía el original.