28 June 2012

EL SEXO EN LA TERCERA EDAD

Dr. Thomas P. Owens Durante los últimos lustros se ha desencadenado un inusitado interés popular y médico sobre el tema de la sexualidad humana, la educación sexual, el desarrollo de la sexualidad y temas afines. Como causales de este renovado interés se han considerado la proliferación de los medios de comunicación, el auge del cine y la televisión modernos, la ruptura de tabús, el desarrollo del movimiento de liberación femenina, el interés por la exploración de campos nuevos que rompan con lo tradicional y estereotipado y la academización y cientifismo que se introduce en la investigación de las ciencias del comportamiento y lo relacionado con los aspectos íntimos del ser humano. El paciente y el público en general cada día están mejor ilustrados, leen más, reciben más información popularizada y a su vez exigen más y mejor información de su médico de confianza, su médico de cabecera o médico familiar. El médico es quien debe ser el personaje central en la educación del paciente y la orientación del mismo en el campo de la sexualidad humana. El es quien posee los conocimientos básicos de anatomofisiología, de bioquímica y de clínica del aparato sexual lo mismo que los conocimientos de ciencias de la conducta. Además, debe estar en capacidad mejor de hilvanar estos conocimientos y destrezas en todo para brindar apoyo y comprensión, lo mismo que tratamiento general y farmacológico al necesitado. Cada día se enfrenta más el médico familiar al paciente, la pareja o la familia con necesidad de consejería cuando antes solían buscar a la abuela, al sacerdote o al amigo confidente. Lo que antes era escondido o tabú se está tornando vox populi y el médico debe prepararse para enfrentar este reto de la nueva sexualidad. La proliferación del imperio de Hefner con su Playboy y de otras publicaciones como Penthouse, cargadas de información de orden sexual, ha sobrepasado sus fronteras para hacerse de uso casi obligante por los estudiosos científicos del tema. Ya nosotros mencionamos que Bumap en el año 1967 (1) confeccionó un estudio donde comprobó cómo el médico poco informado sobre el tema de sexualidad soslaya el diagnóstico de disfunción sexual y no suele preguntar a su paciente sobre el particular. De los médicos interesados en el tema, la respuesta positiva de pacientes interrogados sobre problema sexual fue de cincuenta por ciento (50%) del total de pacientes, número elevado si se toma en conjunto corno índice de morbilidad. Además, con frecuencia el médico se encuentra algo incómodo con el tema de sexualidad y puede indagar al paciente en forma erótica, solapada o inadecuada, como sería con uso de terminología esotérica o en forma ambigua con terminología como: “¿y, cómo anda el asunto sexual?” que no significa nada para el paciente o más bien lo confunde. Todavía el patrón cultural nuestro en lo referente al sexo reside en lo tradicional y conservador, muy particularmente en el sexo en el anciano o el sujeto que envejece. El viejo en nuestra cultura es considerado no-educable, poco brillante, débil y asexuado y él mismo, presionado por estas creencias, adopta un papel sumiso y de aceptación pasiva de tales circunstancias. Los términos “viejo verde” y “viejo sucio” dados el geronte que muestre algún interés sexual es clara evidencia de la actitud del medio en el cual nos agitamos. Salvo la terminación de la fertilidad en la mujer al producirse la menopausia, realmente los cambios en el orden sexual son mínimos y paulatinos a medida que pasan los años (2). La visión folklórica de una tercera celad impotente, asexual, disfuncional es solamente la expresión de una profecía impuesta y autoimpuesta por factores psicosociales y de tradición. Los ancianos siempre han participado en forma activa en la vida sexual pero no es sino durante las últimas décadas que se hace esto materia de estudio y sale de los recintos íntimos. Los ancianos se esfuerzan por presentar un nuevo frente de minorías en su lucha por 78 reivindicaciones. Los “Gray Panthers” ya han tornado la bandera que hace del sexo algo natural, agradable, sano y satisfactorio a toda edad. Binet, como buen francés, en su obra sobre gerontología, colorea los temas de sexualidad en el primer capítulo y recalca el interés del anciano en mantener su juventud sexual (3). Revela que en la ciudad de París todos los años da a luz una mujer mayor de los cincuenta años cuyo marido tiene más de sesenta años de edad. Mientras los andrógenos descienden lentamente en el hombre hasta los sesenta años, persiste la producción normal de estrógenos, casi en forma homogénea, según los estudios de Pincus. Si se toma en consideración la teoría del envejecimiento de Brown-Sequard, el estímulo persistente a los centros nerviosos por una actividad sexual testicular favorecería el mantenimiento de la virilidad por un mecanismo tipo retroalimentación. El creer en los mitos sobre el sexo y el envejecimiento puede hacer que estos mitos se hagan realidad, dice Calderone (4). Quien haya tenido una vida llena con actividad sexual regular y placentera sufrirá cruelmente la deprivación sexual pero si existe la creencia de que hay algo “malo” o “sucio” o “pecaminoso” en el sexo y los deseos deben ser sublimados, entonces quizá quienes sugieren esto son sujetos de poca libido y además, con tabús sexuales y frustraciones inhibidas. El envejecimiento, no hay duda, induce a algunos cambios en el comportamiento sexual, cambios particularmente notorios en el hombre, pero son modificaciones no-sustanciales sino de grado, así como suceden en otras esferas: menor interés por los dulces, menor aprecio por la música ruidosa, menos movimiento, cambios en el sueño, modificaciones en ciertos hábitos y otras. Si el individuo está sano en el aspecto orgánico y psíquico la capacidad sexual será función de toda la vida. El amor, el cariño, el acercamiento, las caricias, el aprecio, el apego, el romanticismo, el aprecio por el cuerpo del sexo opuesto son factores de toda la existencia, no de una etapa. Comtort dice que el anciano deja el sexo por las mismas razones que le inducen a no montar una bicicleta: por en enfermedad seria que se lo impide, por no parecer ridículo a los ojos de la sociedad, o porque no tiene bicicleta. Si no se acepta al anciano como ser sexuado no se imagina uno hacerle preguntas sobre comportamiento sexual y mucho menos incluir en el expediente clínico una hoja de historia sexual. La tradición y el folklore han hecho que el anciano mantenga escondida su vida sexual pero ésta siempre ha sido activa. Pearl en 1930 enunció que en una encuesta realizada se halló que 9% de los individuos de entre 70 y 79 años de edad tenían coito cada semana y hasta un 4% lo hacían cada tercer día. Finkle y su grupo en 1959 encuestaron a sujetos de más de 80 años de edad y dos de cada cinco indicaron que promediaban diez cópulas por año. Y en los mayores de 70 años la razón principal que se adujo por ausencia de vida sexual fue la de “falta de deseo” aunque muchos tenían potencia con erección adecuada pero había falta de pareja. Newman, en 1960, encontró que entre hombres y mujeres de 60 a 93 años un 54% era sexualmente activo y en los casos en que descendía la actividad sexual casi constantemente el causante era enfermedad orgánica importante del individuo o el cónyuge. Pfeiffer y el grupo de Duke hicieron un estudio detallado en ancianos de ambos sexos encontrando que solía detenerse la vida sexual activa a los 68 años en el varón y a los 60 años en la mujer debido al hecho del diferencial de edad en los matrimonios. Pero la actividad coital regular existía en 47% de los encuestados entre los 60 y 71 años y en el 15% de los mayores de 78 años. Estos individuos se siguieron durante cinco años y, curiosamente, en un 14% de los casos se informó un incremento en la actividad sexual. La variación en los hábitos sexuales es amplísima. Existen parejas de toda edad con coito y vida sexual cotidiana o semanal y al otro extremo parejas sanas, con gran apego mutuo, con actividad sexual ocasional o con prolongados intervalos de quiescencia. Lo que sí se ha comprobado, y así se confirma un postulado de Kinsey, es que quienes inician su vida sexual activa tempranamente la continúan por largo plazo, cosa opuesta a la creencia popular que sugería que se “desgastaba” quien se iniciaba muy joven. Lo mismo sucede con la frecuencia del coito o la masturbación: parece no existir correlación entre el desgaste físico o el envejecimiento y la frecuencia de actividad sexual. Sí parece suceder que quien pasa largos períodos de abstinencia, particularmente en décadas después de los cuarenta, le resulta más difícil reiniciar su vida sexual normal, pero la mayor parte de las encuestas indican que esto se resuelve a satisfacción con el tiempo y con el estímulo adecuado.

12 comments:

Carlos Orellana said...

Ya después de leer este artículo espero que no se hable cojudeces. Yo estoy, por si acaso en el 47% de hombres con más de 60 años que tienen sexo diario y normal. No tengo la culpa que en el 53% las cosas vayan mal. Pero, lógicamente, en ninguna parte puede haber 47% de supermanes. No jodan, pues.

cvalqui said...

Con este comentario del Dr. Thomas Owen, no hay lugar a discusión.
Me inclino ante el Poeta y acepto que tiene sexo diario y todavia 2 veces al dia.
Mi pregunta ¿donde queda la irritación de la vulva y el pene, por el intenso trajin diario?
No me venga con el cuento de los lubricantes vaginales.

Aldo said...

Quimico, apoyo tu mocion en la que respaldas la teoria de dos al dia del energetico Poeta.

El profeta del coito admite que tiene sexo diario, pero astutamente se reserva el derecho de especificar que se trata de sexo oral.

El modesto e ilustre COQ, rey del sopapo, es lengua brava, ducho en las bajadas, porque si de subir se trata, necesita nueva transmision si quiere trepar dos veces al dia.

Moshe said...

El artículo es elucidante e interesante. A tirar, carajo. Aunque, como dijeron el Hermano Pablo y Maqui, en estos asuntos la discreción es fundamental. Nada de figureti en asuntos de catre.

Debo pedirle a COQimori que no sea flojo, que edite su nota e introduzca líneas en blanco para poder leer mejor. Consideración a los lectores, querido pingaloca, que no le estás escribiendo un discurso al ponja.

cvalqui said...

Mi querido Aldo, el Poeta no especifica el tipo de sexo, y en este caso ya que no menciona irritación alguna por el uso indiscriminado del pene, asumo que es pura lengua.
Así cualquiera tiene sexo a diario y dos veces al dia.

Carlos Orellana said...

TRato de editar, como siempre, pero los comandos no obedecen. Sorry. Hay una insistencia majadera del 53% Si esto hubiera sido una elección habrían ganado.
Repito: de lo que no se dan cuenta los que rebaten esta verdad del tamaño de una catedral, es que repiten un mito que proviene, muy probablemente, de las personas quie padecen disfunción eréctil. Esas son las personas que hablan de Supermán o ponen a la lengua en un lugar donde debe ponerse el pene. En vez de pretender tapar el sol con dedo traten de resolver su problema.
Yo no sñe de dónde saca Pulgoso (Gato Viejo) que el sexo diario y normal irrita. Yo la verdad poseo un instrumento normal. Posiblemente él sea un malogradazo y ocasiones irritaciones y hasta inflamaciones, incluso en la Mujer Ballena. Yo modesto, nomás maesrto, normal, nomás.

Carlos Orellana said...

Yo con ustedes acabo de descubrir (en realidad con otros amigos también) que lo que para unos es normalidad para otros es algo inverosimil. Me apena mucho. Y volteo la página. Arriba Perú.

Carlos Orellana said...

Durante una visita de rutina, el médico examinando a una joven y bella
mujer le dice: "Su corazon, sus pulmones, su pulso y presion sanguínea,
estan en perfecto estado", "ahora déjeme ver esa cosita que a Uds. las
mujeres, siempre las mete en toda clase de problemas".


La mujer comienza a desvestirse y cuando el Dr. se voltea le dice: "No, no,
no.....!!!! Póngase su ropa nuevamente..........
yo solo quiero que me enseñe la lengua....!!!!!

Moshe said...

Lapidarias frases del moreno poeta y autoridad máxima en lubricidad y artes carnales.

Comparto con el aedo la opinión de usar la herramienta seguido, muy seguido. Con sobriedad, discreción y modestia, por supuesto.

Mario Pablo said...

¡Jeropas del mundo, uníos!, arrópense con el estandarte que porta nuestro COQglande, Huachiturro del Catre, Señor del Níspero y Deslenguado Mayor. Humildemente vuelvo a formular la sencilla pregunta: Cómo Churchill se ufana de tener el instrumento como una lanza, si no hace ni pizca de ejercicio, la herramienta no funciona si no se le da tratamiento integral al organismo, decir lo contrario es pretender que un tuberculoso la pegue de Sansón, no conozco a nadie, de nuestra provecta edad, que rinda en el fornicio si no tiene físico. Te lanzo un reto Coquimbo sube por escalera cuatro pisos nomás y contesta si el físico te rinde o te falta el aire y pones los brazos en jarra. Si esto te sucede, pendex, entonces, así invoques a Freud, eres un fabulador en materia carnal que alucina que sus recuerdos son realidad. Saca, saca piquichón, sugiero tomes agua de hortiga y te frotes con muña

Moshe said...

¡Jeropas del mundo, uníos!
Que buena, pastor.

cvalqui said...

Estimado Poeta, con el dolor de mi corazón, tengo que darle la razón al Dr. Chapla, cuando afirma "eres un fabulador en materia carnal"
Alucinar y soñar, nada cuesta.
De orate, nadie ha muerto.