6 March 2013

Algo

Producto de la vena literaria de nuestro periodista-poeta y rey del cuento, quién parece haberse inspirado en los invisibles Carlitros y Vittorio.


ALGO
Carlos Orellana 

Algo es mi gato invisible.  Perdón: es el único gato invisible sobre la faz del planeta.  Mi mujer al principio se opuso a que se quedara en casa, pero no hubo argumento más convincente y demoledor que el que, además de ser este felino una bestezuela muy higiénica, como todos los de su especie, ella constatara que nunca deja huellas de ninguna naturaleza, lo que ya es extraordinario en una mascota.  A pesar de no poder arrullarlo, ni mimarlo de ningún modo, el aprecio de mi consorte por Algo fue creciendo noche a noche, conforme se fue enterando de lo bien que nos llevábamos y de cómo podía ser este mínimo un gran compañero para un mutilado de guerra.  ¡Vaya que si es buen camarada, Algo!  No bien mi mujer se marcha a trabajar se tumba encima de mí, no con el ánimo de alejarme imprudentemente de las sábanas, sino para notificarme que puedo contar con él.  Prueba, además de su odioso alimento para gatos, todo aquello que como en el desayuno y sé, por unas insólitas vibraciones en el aire o un silencio redoblado y repentino, que algo le ha disgustado y que no merece el paladar de un gourmet.  En cambio cuando alguna cosa le parece un bocatto di cardinale, siento que su invisible cola se enrosca en mi tobillo dejándome la sensación que esa mermelada de arándano le ha producido una suerte de orgasmo.  Y así en el almuerzo y la cena.  De modo que desde hace ya algún tiempo solo me alimento de aquello que el delicado gusto de Algo aprueba.  Cuando hago el amor con mi mujer, Algo se retira a otra habitación, cosa que deploro, pero es exigencia de ella.  El exhibicionista-dice mi mujer- soy yo.  No es que sea exhibicionista, sino que comparto con Algo casi todas las horas de mi vida.  Juego ajedrez, lo tengo cerca de la computadora y me inspira notables versos que luego borro ante la suprema carcajada egipcia de Algo.  Nos comunicamos a través de la mente y él, que fue un notable sabio de Alejandría, siente desprecio por los artistas que no son capaces de destruir algo creado para probarse a sí mismos de que pueden inventar algo mejor.  Muy poco pasó –sostiene con garra- al echarse fuego a la histórica biblioteca de su ciudad natal.  ¿Acaso no se repitió Newton, Descartes, Leibniz, Pascal, Darwin, Marx, Freud, Einstein?  Cállate, le reprocho y despacho sin rubor mi deseo y ansiedad de quedar inmortalizado en un verso, en un relato; no ser borrado ni incendiado jamás.  Algo ríe, ruidosa, piadosamente.  Siento, entonces, momentáneamente aversión por él.  ¿Quién demonios se ha creído?  Después nos reconciliamos, casi siempre cuando lo dejó buscar en Internet algún dato apasionante: la pobre computadora vuela, parece una nave intergaláctica.  Exacto –conviene Algo- esto es moverse en una suerte de galaxia del conocimiento.  ¿Cómo la biblioteca de Alejandría?, pregunto sarcástico.  Eso era un lago- me responde-, esto es un océano.  Y juá, me encuentra un texto maravilloso sobre nanotecnología o un relato de la mitología inuit.  Sí que es listo, Algo.  Y claro, ¿cómo no va a ser listo un sabio de Alejandría?  Pero los sabios tienen también su lado flaco. Oye, Algo, y de sexo cómo vamos.  Calla.  No sabes lo que te pierdes, hombre.  Guarda silencio casi siempre.  Bueno, una vez soltó la lengua, a su pesar, y me echó una historia de lo más vulgar en la que toda una eminencia como él dependía de los caprichos de una joven de caderas ampulosas que vendía dátiles bajo unos sicomoros, cerca de un mercado.  Fue apasionado y prolijo en la descripción, pero me decepcionó.  Solo pude deducir que el amor es una curiosa enfermedad, ya que la fémina que me pintó no tenía nada de singular.  Y qué de los techos le pregunté en otra oportunidad.  Increíblemente me dijo que la idea lo seducía.  Ir por los altillos y tejados a la aventura, con el solo propósito de montar por un minuto un erizado lomo gatuno valía la pena.  De ello deduje que el llamado quickly ,o amor de prisa, tenía sus encantos para Algo.  Hube de referirle pasajes escabrosos de mi biografía, rápidas cópulas en autos estacionados, en parques a una hora tardía o en oficinas burocráticas.  Me escuchó con inusitada atención y por primera vez pude enseñarle algo a Algo.  Pero mi gato siempre vuelve a las poses, ya no de sabio, sino de deidad.  Y entonces siento que en verdad la mascota soy yo, el gato soy yo.  Le recrimino: oye tú, ¿crees que por que yo soy un mutilado de guerra, un tipo sin una piernas y un ojo me vas a ningunear?  No solo soy un simple mutilado de guerra, sino un héroe de la democracia.  ¿Tienes idea de lo que fue Viet Nam?  El aire cerca de mí se contorsiona con las carcajadas de Algo.  Un poco más de respeto, reclamo, pero Algo no cesa de reír.  Busco en el aire el pescuezo de Algo, pero solo encuentro aire.  Bah, me digo, debo soportar las ilustres impertinencias del grandioso minino, pues nadie tiene un gato invisible de mascota, un sabio egipcio trasmigrado en felino.  Un día Algo se levantó un tanto extraño, que ya es mucho decir, y me manifestó su aburrimiento.  Es necesario, dijo, perpetrar un acto de proporciones superhistóricas.  Le pregunté que era para él, que había vivido tanto, lo superhistórico.  Ronroneó un rato y luego me dijo que se excusaba de explicármelo, que simplemente pondría un ejemplo de lo superhistórico: concebir un virus capaz de destruir todo conocimiento de la Red.  Mi gato se volvió loco, pensé.  Y no volvimos a tratar el asunto.  Pero últimamente lo he visto demasiado ocupado en dilatadas cavilaciones, y a ratos, se mete a la computadora a navegar sin norte.  Estoy empezando a creer que Algo incendió en otro tiempo la Biblioteca de Alejandría.  ¿Creen que estoy loco?

18 comments:

Moshe said...

¿La mascota se llama Algo, el gato, o Aldo, el mono?
Tremendo chuchesu ha resultado este chinchano.

Mario Pablo said...

Hermanos, de mi caballo, denuncio ante la grey deustuana que el Zambito Coq, conciente que a las 7 pm recibirá el "agasajo" que se merece por calzón de blondas y frufrú, compinchado con los brujos y hechiceros más pendex de África, me ha hecho la malía, provocándome una bronquitis de la gran seven, que, según el médico, puede degenerar en neumonía, el galeno ha prescrito descanso total, pero como soy un indio de acero inoxidable, asistiré a la reunión bien medicinado. Maqui, la ONU está en la obligación de tomar medidas contra este ersacotuma porque mañana te convierte en sapo, a Manolo le achica la cabeza cual jíbaro, a Litros le sustituye la mano por un vaso, a Vitorio le chanta una melena de león, a Frentesita el inscruta un parachoques en latesta, a Yerén lo transforma en blanco y a Cajón lo transforma en estriptisero. Así no juega Perú, choche, abjo Coqponja y sus ayayeros

Mario Pablo said...

No puedo menos que caerme del catre al leer las lindezas de COQ en la anterior entrada. Como decíamos en el cole: este reculeado está loco y su mamá no sabe

Moshe said...

Putamare, como buen chamán haitiano, el albino COQimori le ha metido unos alfileres al muñeco vodoo del Doctor Chapla. ¿Dónde, de quién, habrá aprendido tremendas mañas?

tenorio4545 said...

Por causas similares a las del Dr. Chapla es que no he podido apuntarme para el agasajo al Dr. Monkey, lamento que sea así.

tenorio4545 said...

Aunque claro que no acuso al laureado poeta de mi mal, acúsome yo mismo de mi desbocada afición a los marcianos de lúcuma y a la Inka Kola recontra helada, ya la edad no está para esas pendejadas y me ha pasado la factura.

Carlos Orellana said...

Oye Chaplín a ti no te voy a convertir en nada,¿para que voy a favorecerte si me paras jodiendo? Mas bien te voy a llevar para la gripe unas lágrimas de mipalosanto para que te las frotes en el rabanal. Es una receta de Senegal.

Carlos Orellana said...

Puta demencial qué comes qué adivinas: tengo un muñeco ekeko con el cacharro de Chaplín en mi jato y le he puesto como una 20 agujas en el totorrete. Puro vudú

Carlos Orellana said...

Mi querido y nunca olvidado Pelao, cabeza afeitada de melocotón, culo de araña no venenosa: debería hacer ustad lo mismo que Chapla, asistir nomás. Nadie obligará al buen Moe Bernardino a tomar una bebida helada. Se trata de compartir y agasajar al monicaco Maqui y nada más. Haga un esfuerzo, si quiere lleve su muñeca favorita.

Moshe said...

Eso Vittorio, anda a la cena, que el poeta invita con unos verdes que tiene guardados bajo el colchón.

Moshe said...

Cajón está de luto, pues acaban de anunciar la muerte de su ídolo, el tirano y milico Chávez.
Salud con Belvedere por su partida.

Mario Pablo said...

Vitocho, no te hagas el de c. angosto. En mi caso, no es cuento, arriesgo una neunomía, pero de sodas mangas iré con mil pastillas que puedo compartir. No todos los días se celebra a un monicaco parlante y yanqui. Te esperamos

Mario Pablo said...

Querido Cabeza de otro cuerpo, el finadito ganó todas las elecciones y hsta Carter dijo que no hubo fraude. Cuando los putas ricachones imponen sus candidatos recurriendo a los recursos más innobles ahí no decimos nada, nos callamos en todos los idiomas, no jodas, pues,ningún milico merece confianza, pero muchas veces es el sentir popular lo que explica episodios como el de Venezuela, Chávez es pasajero, pero la rabia popular es permanente

Moshe said...

Tomen fotos de la cena de hoy para publicación en este blog que se lee en todo el mundo, como correctamente afirma el veraz cuentista COQesopo.

Carlos Orellana said...

Eres un niño sexagenario, demencial.

Moshe said...

Doctor Chapla, COQcaracha, ya están en la cena con Maqui?

Mario Pablo said...

Acabo de volver de la cena, COQ, acordándose de su padrino grabó la reunión, ha prometido transcribirla y pasarla a todos, las fotos creo están descontadas, gracias a Frentesita.

Carlos Orellana said...

Chapla conchetumadre. Es verdad grabe, pero de manera honesta y dentro de minutos te llegara la grabación donde podrás escuchar relatos totalmente nuevos y desconcertantes y acusaciones muy graves.