1 August 2011

Sinfonías de Beethoven

Declaro ser admirador incondicional de Beethoven, al extremo que en mi testamento he pedido toquen el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía cuando me cremen!

Varias de las sinfonías de este genio de la música culta son eternas.  Me gustan la Quinta (se acuerdan de Radio Victoria?), Sexta, Séptima, y Novena, esta última en mi opinión la más grande y hermosa de todas.  Les recomiendo el excelente documental “In search of Beethoven” (En busca de Beethoven), producido hace algunos años.

Le prometo a Mario Pablo, quien es admirador de Vivaldi, una futura nota sobre el compositor italiano de “Las Cuatro Estaciones”.

Ludwig van Beethoven (Bonn, 1770 – Viena, 1827) fue un compositor, director de orquesta y pianista alemán.  Considerado el último gran representante del clasicismo vienés (después de Gluck, Haydn y Mozart), Beethoven trascendió la música del romanticismo, influyendo en una diversidad de obras del siglo 19.

Primera y Segunda
Beethoven tenía treinta años de edad cuando presentó su Primera Sinfonía (Opus 21), fascinando a sus contemporáneos por su frescura y originalidad.  Está dedicada al barón van Swieten, uno de sus primeros protectores en Viena.

En 1803, el músico dio a conocer la Segunda Sinfonía (Opus 36), cuya alegría contrasta con la tristeza que vivía el autor, quien reemplazó el minueto estándar por un scherzo, más rítmico y dinámico.  Los críticos notaron la ausencia del minueto y dijeron que la composición tenía mucho poder, pero era excéntrica.

Tercera y Cuarta
Dos años más tarde, Beethoven rompió los moldes clásicos con su Tercera Sinfonía (Opus 55), llamada Eroica, que dura dos veces más que cualquier otra de la época, la orquesta es más grande, y los sonidos anuncian el romanticismo musical.  Se compone de un primer movimiento (Allegro con brio) de una duración de veinte minutos: hasta esa fecha no se había compuesto uno tan extenso.  El tercero es un scherzo (Allegro vivace) que recrea una escena de caza y destaca el uso de las trompas.   El Finale (Allegro molto) evoca una escena de danza, con gran exigencia de virtuosismo de la orquesta.

La Cuarta Sinfonía (Opus 60), de 1806, recupera la frescura de sus dos primeras composiciones sinfónicas.  El primer movimiento arranca con una solemne y notable introducción.   En el cuarto se muestra una de las características del compositor: el virtuosismo que demanda de los intérpretes.

Quinta y Sexta
En 1808, Beethoven compone la Quinta Sinfonía (Opus 67), que destaca por la construcción basada en el motivo rítmico formado por tres corcheas y una negra, las cuales abren la obra y retornan una y otra vez dandole una extraordinaria unidad.  El segundo movimiento es un hermoso tema con variaciones; el tercer movimiento, scherzo, comienza misteriosamente y prosigue en los instrumentos de viento-metal con un pasaje de pizzicatos de los instrumentos de cuerda encadenados con el cuarto movimiento, allegro.

Simultáneamente, compuso la Sexta Sinfonía, conocida como Pastoral (Opus 68), un tributo a una de sus fuentes de inspiración: la naturaleza.  Es también su única sinfonía en cinco movimientos (todos con subtítulos: Escena junto al arroyo, Animada reunión de campesinos, Himno de los Pastores, etc.), tres de ellos encadenados (sin pausa entre segmentos sinfónicos).  Uno de los pasajes más famosos es el final del segundo movimiento, con la flauta, el oboe y el clarinete imitando los cantos del ruiseñor, la codorniz y el cuco.

Séptima y Octava
La Séptima Sinfonía (Opus 92) aparece en 1813.  El compositor se empecinó en dirigirla en su estreno, con tragicómicos resultados.  Richard Wagner calificó a la Séptima como «la apoteosis de la danza» por su implacable ritmo dancístico y notable lirismo, particularmente en su célebre segundo movimiento, Allegretto, dominado por un ostinato de seis notas.   El esquema del tercer movimiento exige, hecho inédito en una sinfonía, la repetición del trio, mientras que el cuarto constituye el centro de gravedad de la obra.  Toda la Séptima es una obra de gran potencia: hay expertos que la consideran como la mejor de sus sinfonías.

Al año siguiente, 1814, Beethoven concluye la Octava Sinfonía (Opus 93), cuya brevedad (poco más de veinticinco minutos) no eclipsa su meticulosa escritura. La composición fue extremadamente ligera y rápida (cuatro meses).

Novena
En 1824, Beethoven se consagra como anunciador de un nuevo lenguaje con su Novena Sinfonía «Coral» (Opus 125), de orquestación (dos trompas adicionales, triángulo, platillos, coro y solistas vocales) y una duración de setenta minutos.

Los primeros tres movimientos (Allegro, Scherzo y Adagio) llegan al climax en el deslumbrante finale (Presto-Allegro), que inicia con un recitativo instrumental y citas de los movimientos precedentes.   El tema de la alegría, introducido por la cuerda grave, va ganando en intensidad y desemboca en la aparición de la voz humana por primera vez en una sinfonía, con cuatro solistas y un coro mixto que cantan en alemán los versos de Schiller.

Mundialmente famosa, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco; y el último movimiento fue adoptado en 1972 como himno de la Unión Europea.

3 comments:

Mario Pablo said...

Se han desvelado las sospechas que teníamos, COQ actúa como las golondrinas, viene y va, comenta o guarda silencio, creo porque cambia de humor constantemente, seguro dice: les contesto o no a los huevas de la promo. Ha dejado pasar la entrada sobre Vargas Llosa, cuanto todos sabemos que no es santo de su devoción, no ha dicho ni pio, a diferencia de otras oportunidades en que no deja títere con cabeza. Lo imagino durmiendo o molesto, de otro modo no me explico por qué no interviene con mayor frecuencia en el blog. Espero que la música clásica lo deschave, se suelte la trenza y se eche unas cuantas líneas
La grandeza del sordo es mucha, pero prefiero a Vivaldi, de él se han dicho mil cosas, entre otras, que fue autor de una sola melodía, la que reinvetó mil veces. No comparto esta opinión, Vivaldi, es verdad, viaja por los mismos puertos musicales pero con vestimenta distinta y reales novedades, lo que lo deja bien plantado; además, atrapa a cualquier desde sus primera notas, cosa que no es fácil

Moshe said...

Una vez mas el aedo ha entrado en proceso de hibernación, parece haber sido ganado por el letargo que lo caracteriza y que justifica plenamente su chapa de El Criollísimo.

Quizás su antipatía hacia Vargas Llosa sea tanta que se inhibe de comentar?

Aldo said...

Querido Manolo, el arte no tiene fronteras y es por ello que nos identifica plenamente sin que importe que color tenemos y de donde venimos.

La musica clasica es la mayor herencia que el hombre ha podido recibir.

Beethoven es sin lugar a dudas uno de los mas grandes musicos de todos los tiempos. Coincido con muchos, su Septima es inmortal.

Asocio la musica con el estado de animo, me agrada Chopin, ese piano te lleva hasta las nubes, Mozart, Tchaikovsky, Vivaldi, etc, fueron
unos genios, y su musica nos hace revivir.