Demostrando que la democracia campea en Joda Criolla, copio, sin agregar o modificar una letra, la patraña recibida de ese gran exégeta del fujimontesinismo e inventor de la historia sobre la supuesta santidad del sátrapa nipón.
Me refiero al Goebbels morocho, el laureado poeta deustuano Carlos Alberto Orellana Quintanilla.
SOBRI EL OREGEN NADA CLARU DI MOSHE YEHUDE
Documento Desclasificado 28/05/12-hktb 1245
Transcurría el año de 1953. Ya el nuevo estado judío ocupaba el 78% de la antigua Palestina en lugar del 55% asignado por la ONU. La población palestina fue expulsada masivamente de los territorios “israelíes” y se refugió en los estados vecinos.
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Familia |
En la orilla occidental del Jordán, en la zona desmilitarizada, una patrulla israelí
inspeccionaba el lugar cuando descubrió sobre las aguas una cesta de mimbre. Estaba flotando en el río, a la deriva. Uno de los milicianos judíos dio la alerta. Cuando descubrieron lo que había en el interior de la cesta todos quedaron asombrados: era un niño, sin duda palestino. Una característica notable de la criatura era su gran cabeza.
-Oh –dijo un miliciano- is varón y cabiza de ariba muy grandi: mal aguiro.
-Por la cabizota no parici humano, sino di otro planita- dijo otro.
-Es un inviado di Dios, cujudus-dijo el miliciano más viejo y jefe de la patrulla. Era un rabino.
-Me rabino, no vis qui no is jodío; bota al agua ista basura balestina, son di muy
piquiños noistros inimigos.
El más osado miliciano señaló:
-Cuidado, siñor, puidi ser bibi bomba; isos balestinos son bendejos.
El Rabino los amonestó con un puño cerrado:
-Sirán bistias: no vin qui is una creatura. Nosotros criarimos y será noistro. Siguro mijor jodío qui ostidis, marecones.
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Túnica palestina |
El rabino y jefe de la patrulla se impuso en esa mañana soleada de 1953 y los judíos se llevaron al niño palestino. Como éste tuviera hambre y se pusiera a llorar, lo acercaron a una burrita y por primera vez el niño tomó leche de pollina. En el asentamiento que quedaba a
media hora de la zona desmilitarizada todos festejaron la llegada del niño y lo compararon con Moisés.
-Si llamará Moshé, intonces- dijo su futuro padre adoptivo, el rabino Samuel Montevich, judío polaco que escapara de la doble persecución de nazis y bolcheviques durante la segunda guerra.
Todos estuvieron de acuerdo. El viejo rabino agregó:
-Y adimás tindrá un sigundo nombri: Yehude, el alabado. ¡Sirá gloria de Israil!
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Rabino Samuel Montevich |
No cabía duda que el senil rabino se había encamotado con el miserable crío. La gente del kibutz le seguía la corriente:
-Alabímosle, alabímosle- decían con sorna los habitantes del kibutz.
-Un momentitu-dijo el rabino-primero voy a limpiar su culito porqui si ha cagado. Is muy cagón.
La fortuna había sonreído a este “enviado del cielo”, chochera de un viejo rabino que no tenía hijos ni nietos. Aparte de ser singular por la tremenda testa , Moshé Yehude fue desde la más tierna infancia un bebe caprichoso: no quería sino tomar leche de burra. Desprecio a muchas madres judías y alguna palestina que generosamente se ofrecieron a darle de mamar. El mamón no quería más que leche de burra.
Unos pocos meses tuvo el pobre rabino cerca de él al infante Moshé Yehude, después enfermó gravemente y tuvo que tomar la más triste decisión de su vida: deshacerse de él. Lo envío fuera de Israel, con un primo suyo que viajaba a Sudamérica en un barco inglés.
En el poco tiempo que ejerció admirablemente la paternidad el buen Samuel Montevich siguió dándole leche de burra y algo verdaderamente insólito: gotas de vodka polaco (él había nacido en Cracovia). Las gotas de vodka según el rabino le ayudaban a expulsar gases y a dormir (¡y
como no!).
Después 40 días el barco inglés tocó el puerto de Valparaíso, pero el infante fue impedido de ingresar porque tenía rubeola. El señor Jacobo Montevich, primo de Samuel, tuvo que cambiar de planes y dirigirse al Callao, próxima parada del navío. Maldijo su suerte pues pensaba hacerse él y el crío chilenos.
Para hacerla corta: llegó al Callao a principios de 1954. Entregó el muchachito a otros parientes suyos (tenía parientes en Perú, Chile, Ecuador y Bolivia) y al final fue inscrito en los registros públicos como Manuel Esteban Pedreschi Montes. El resto es historia conocida. Y su afición al vodka de papa, explicable.